Vanguardia
La gente en el centro de Plaza Manuel Acuña, en Saltillo la conoce como Any una niña de apenas 16 años, dice tener una familia problemática, que el padre la abandonó, junto con su madre y hermanos, es adicta al resistol amarillo, que la han visto drogarse con los pandilleros en los arroyos, que no se baña, que huele mal, que anda sucia, que no sabe leer ni escribir, que la han visto metida en los bares, que cuando anda muy drogada le da por encuerarse en plena calle, que nadie la quiere y que los policías ya está cansados de sacarla de las greñas de los hoteles y llevársela detenida, que Any nunca va cambiar, que es un caso perdido, perdido.
A su escasa edad Any se viste con un top rosa o azul y un pants beige medio ajustado, con un moño rojo en su cabeza se dedica a la prostitución y sus principales clientes son ancianos a los cuales les cobra 300 pesos.
Ayer lunes ya casi por la noche, Any, fue ubicada por las autoridades municipales en la plaza y luego de un primer apoyo fue canalizada a la Procuraduría de los Niños, Niñas y la Familia, donde se espera se dé continuidad a la investigación luego de lo revelado por el diario Vanguardia.
Patricia Moreno Domínguez, coordinadora de la Unidad Especializada de la Policía en la Atención a la Violencia Familiar, comentó que la menor fue ubicada ayer y trasladada a las instalaciones de esta Unepavif para recibir la primera atención.
Moreno Domínguez comentó que en una primera entrevista con un psicólogo de esta dependencia, Any reconoció ofrecer estos servicios sexuales y comentó que se hace acompañar por otras menores.
Personal de Unepavif contactó a la familia de la menor, sin embargo transcurrieron las horas y no hubo respuesta por lo que fue canalizada a la Pronnif, instancia estatal que será encargada de dar seguimiento a la atención de la menor y lo que implican las indagatorias.
Al momento de ser detenida Any portaba 500 pesos en efectivo los cuales, aseguró, se los había dado su mamá, además declaró que en un inicio fue obligada a dedicarse a esta labor, sin señalar a quién, para luego ejercer por su voluntad.