La Razón

Los alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa recibieron órdenes de personas que no han sido identificadas para ir a Iguala, Guerrero, la noche en que desaparecieron los 43 estudiantes.

 

 

Además, retuvieron contra su voluntad a uno de los choferes de los camiones que tenían en su poder desde tres días antes de los hechos del 26 de septiembre.

Lo anterior se encuentra en la segunda parte del expediente público del caso Iguala, que fue presentado por la Procuraduría General de la República (PGR) en su portal el pasado lunes.

En su declaración ofrecida el 8 de abril de 2015 y cuyo relato se encuentra vertido en el documento con el folio 27792 de la PGR, incluido en el tomo 89, indica que “ese día del 26 de septiembre, como entre las cinco y cinco y media de la tarde salimos en el camión de ahí de la escuela, esto porque desde el día 23 me habían secuestrado con la unidad y me tenían ahí”. El 25 de ese mes los llevó a Marquelia, Guerrero. Fue hasta el 26 cuando recibieron la “instrucción” de lo que harían esa tarde.

“En la tarde salimos a Iguala. Yo llevaba como a 45 chavos y nos quedamos en la caseta esperando instrucciones. Ya después recibieron órdenes de irnos a la terminal de la Línea Estrella Blanca (Costa Line)” agregó en su declaración vertida en la página 1036 del documento.

Además, en la página 1005, en el expediente con Folio 28187 y fecha del 9 de abril de 2015, otro de los choferes contó que fue obligado a dejar a los pasajeros para trasladar a los normalistas. Relató que antes de llegar a Iguala se encontró con un bloqueo realizado por jóvenes con los rostros cubiertos. Al bajar la velocidad, los normalistas se acercaron a la puerta y le pidieron que bajar a los usuarios.

“Yo les cuestioné que quiénes eran ellos para pedirme tal cosa; respondieron muy violentos y comenzaron a agredirme, me amenazaron con quemar la unidad si no hacía lo que ellos pedían”, sostuvo.

En todo momento su conversación con el conductor fue con groserías, subrayó en su declaración.

Al llegar a Iguala, informó de la situación al personal de la terminal y ante la llegada de más unidades con estudiantes decidió resguardarse junto con personal de la central camionera.

“Alcance a ver cuando se estaban llevando a dos de los compañeros junto con sus unidades; llegaron muy agresivos y estaban amenazándonos a todos. Nos decían: órale hijo de la chingada, vámonos, apúrense hijos de su puta madre… en todo momento estaban mentando madres”, declaró.

Después de partir dos unidades, llegó un camión más con 15 estudiantes, también armados con palos y piedras con las que “destrozaron” el autobús que conducía el chofer.

En el documento, uno de los trabajadores de la terminal de autobuses también relató hechos de violencia.

Es en la página 393 uno de los empleados de limpieza de la central camionera sostiene que 30 jóvenes llegaron con los rostros cubiertos y armados con palos y piedras, para subir a un camión estrella roja que tenía como rumbo Cuautla, conocido como el quinto camión, y el cual se encontraba estacionado en el andén número 12 de la terminal.

“Veo que dichos sujetos empezaron a romper los cristales del autobús y al percatarme de dicha situación yo y otros empleados de limpieza nos resguardamos en el baño”, relató en su declaración.