The New York Times

GINEBRA – Expertos del Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef) afirman que en el conflicto de Yemen “los niños están pagando el precio más alto”, también aseguran que los enfrentamientos pueden causar una catástrofe humanitaria en ese país, que es uno de los más pobres del mundo.

 

 

Los efectos del conflicto y el deterioro de las condiciones humanitarias han llevado a Yemen “al borde del colapso” por lo que el país corre el riesgo de convertirse en un Estado fallido, asegura un informe de Unicef.

Al menos seis niños mueren o son mutilados a diario, declaró el organismo, que también calificó el fenómeno como “la punta del iceberg”, porque ese número solo representa los casos que se han verificado. Lo más seguro es que la cifra sea mucho más alta, comentó la organización.

Durante el último año, una coalición liderada por el gobierno saudita ha querido restablecer al gobierno del Presidente Abdu Rabbu Mansour Hadi, quien fue obligado a exiliarse por los rebeldes hutíes y sus aliados.

En septiembre, el mandatario logró llegar a Aden, la ciudad portuaria del sur, pero a pesar de la costosa campaña bélica y los ataques aéreos dirigidos por los saudíes el frente de batalla casi no se ha movido desde entonces.

La Organización Mundial de la Salud calcula que más de 6200 personas han muerto y más de 30.000 fueron heridas durante el último año. Unicef informó que al menos 934 niños fallecieron en el conflicto, 61 por ciento de ellos en ataques aéreos, y otros 1356 resultaron heridos.

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“Los niños son los que están pagando el precio más alto por un conflicto que no les pertenece”, declaró a la prensa Julien Harneis, representante de Unicef. “Los jóvenes no están seguros en ningún lugar de Yemen”.

Unicef asevera que ha comprobado 51 ataques en escuelas durante el último año; Harneis afirmó que se ha visto un “aumento masivo” en el reclutamiento de niños, algunos hasta de 10 años, por parte de grupos armados como los hutíes.

Además de los ataques aéreos, los habitantes deben lidiar con los peligros que conllevan las bombas que no han explotado, así como las minas que dejan las fuerzas rebeldes al retirarse, explicó Harneis.

El funcionario añadió que las consecuencias indirectas de las luchas eran más graves para los niños y citó la gran destrucción de infraestructura civil como hospitales, centros de salud y los servicios de agua y electricidad.

Antes del conflicto, alrededor de 40.000 niños menores de 5 años morían de enfermedades cada año, pero ahora se calcula que 10.000 más han fallecido debido a la falta de acceso al agua potable o cuidados médicos. “Para mí esa es la catástrofe”, afirmó Harneis. “Estos niños jamás habrían muerto si no fuera por la guerra”.

Unos 600 centros de salud cerraron y 63 han sido atacados, informó Unicef y añadió que la vulnerabilidad de los niños ante las enfermedades aumentó como resultado del rápido incremento de los que sufren desnutrición severa.

A pesar del conflicto, las agencias de Naciones Unidas han logrado socorrer a la mayor parte del país. Vacunaron a más de cuatro millones de niños contra la polio y a 1,8 millones contra el sarampión, pero solo han podido enfocarse en las necesidades más apremiantes.

Naciones Unidas advirtió que más del 80 por ciento de los 24 millones de habitantes de Yemen necesitan algún tipo de ayuda humanitaria, 19 millones carecen de acceso al agua potable y 14 millones necesitan atención médica urgente.

Unicef pidió 180 millones de dólares para financiar sus programas en Yemen durante el 2016, pero solo ha recibido el 18 por ciento de esa cifra, declaró Harneis.