* La ciudad de Oaxaca, cada vez más violenta
* Juchitán, sumido en el abandono por el edil
* Y nadie pone un alto a impunes transportistas
La facilidad para denostar desde el anonimato en las redes sociales ha convertido a las campañas políticas en Oaxaca en una suerte de “guerra sucia”. De hecho, la batalla se ha concentrado en descalificar al oponente, inventar acusaciones, “filtrar” documentos apócrifos y modificar fotografías, entre muchos otros trucos.
Paradójico porque en otras entidades de la República Mexicana y más allá, precisamente estas herramientas de la tecnología han servido para promover candidaturas y hasta coadyuvar al triunfo.
En México el caso más reciente fue el de Jaime Rodríguez, apodado “El Bronco”, que utilizó de manera importante aplicaciones como Twitter, Facebook e Instagram para atraer seguidores y votantes, y a la vez exponer sus propuestas de gobierno.
(Claro que en los hechos su gobierno ha resultado un fracaso, en menos de seis meses, pues varios funcionarios le han renunciado y otros más tienen serios señalamientos de corrupción; ingenuo, se peleó también con el Legislativo local, lo que puso en riesgo su presupuesto estatal, entre otros yerros. A inicios de febrero, la masacre en el penal de Topo Chico lo terminó de enterrar).
Hace unos días, la revista “Forbes” publicó un artículo denominado “¿Por qué las redes sociales pueden hacer perder unas elecciones?”, que explica:
“Internet y las redes sociales son fuente de información y plataformas que la gente puede consultar para saber el pulso del país o de una contienda electoral.
“Y aunque, hasta el momento, no han influido para que algún candidato a cualquier puesto de elección popular gane, estas mismas pueden hacer que las elecciones se pierdan.
“Alguien puede tener la mejor campaña en internet y perder una elección. Y hemos visto que no existe una relación directa entre una y otra. Lo que si es cierto, y lo hemos visto, es que en las redes sociales se puede perder una campaña; eso sí es más fácil que suceda”.
De acuerdo con la misma publicación, hasta 2013, 52.2 millones de mexicanos utilizaban Internet en un promedio de 5 horas y 36 minutos, según datos de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci) y el Inegi.
Mientras que la cadena CNN en México, ha expuesto que un buen o mal comentario, la estrategia de campaña para su manejo, y la reputación que los políticos mantengan en estas plataformas de información, son elementos que hacen de ellas un nuevo espacio de definición en las elecciones.
Para bien o para mal, aún hay vacíos legales en el marco legal electoral, por lo cual prácticamente cualquier persona, incluso “robots” o cuentas manipuladas por un mismo equipo de cómputo, pueden masificar un mensaje, a favor o en contra.
Un estudio ordenado el año pasado por la 63 Legislatura federal reportó a su vez:
“Dentro de los medios de comunicación, las redes sociales y el internet se erigen como los que más influenciaron el voto de acuerdo a las percepciones de dos de cada tres ciudadanos (68%).
“La mitad considera que las redes sociales influencian mucho el voto, mientras que 45% piensa lo mismo del internet. Podría pensarse que la televisión es la que mayor peso tiene en este tema, pero únicamente 34% de los ciudadanos considera que tiene mucha influencia. La radio y los periódicos se encuentran rezagados en comparación con los medios anteriormente mencionados.
“La influencia de las redes sociales en las campañas ha sido percibida como positiva, al menos para un 47% de los ciudadanos. También es de resaltar que 77% considera que las redes sociales son una herramienta efectiva para los candidatos”.
¿Y qué ha pasado en Oaxaca? Si bien la penetración del internet es aún incipiente en un estado con cuatro millones de habitantes, cuando menos un millón de personas en las ciudades más grandes dispone de estas tecnologías, y también de equipos sofisticados, conocidos como “Smartphone”.
Eso ha permitido que a la velocidad de la luz se propaguen mensajes… y falsedades. Blanco de ello lo han sido los principales contendientes –catalogados como los únicos que disputarán al final la gubernatura de Oaxaca–, Alejandro Murat Hinojosa y José Antonio Estefan Garfias.
Si bien ha habido errores (naturales en una intensa campaña política) que han justificado las críticas (como fue el caso de Alejandro Murat de confundir un municipio o escribir mal una palabra; o Estefan Garfias de salirle lo priísta hasta en tres ocasiones), la gran mayoría han sido descalificaciones gratuitas.
Y entonces las redes sociales han devenido en una “guerra sucia” de acusaciones al por mayor, que terminan en el descrédito de los contendientes.
Nombres ficticios o cuentas apócrifas de las que un gran número han utilizado integrantes del equipo del perredista-panista y cuya guerra digital ha perdido en tres primeras semanas el priísta.
Porque pudiendo utilizarse para campañas positivas y propositivas, la herramienta digital ha devenido en una suerte de chismerío, en un argüende político para atacar sin fundamento.
Los ataques tienen un propósito, minar fuerzas, restar éxitos, y eso lo ejemplificó apenas el pasado martes el diario “El Universal” en su leída columna “Bajo Reserva”:
“… el abanderado de la alianza PAN-PRD, José Antonio Estefan Garfias, buscará golpear lo más que pueda a Alejandro Murat, candidato de la alianza PRI-PVEM-Panal, quien según las encuestas encabeza las preferencias electorales”.
Y eso procurarán sus enemigos políticos este viernes en que se realizará el primer debate entre contendientes por la gubernatura de Oaxaca.
En realidad debería prevalecer más la cordura, la civilidad, el uso inteligente de estas tecnologías, pero sobre todo el valor civil para dar la cara.
Las redes sociales tienen un enorme valor en la libertad de expresión, pero ésta sería todavía más válida si quienes critican y señalan o propone, lo hicieran con nombre y apellido, y no escudarse en la cobardía del anonimato.
NIMIEDADES
1.- La Ciudad de Oaxaca esta actualmente sumida en la absoluta inseguridad; creciente robo de autos, asaltos a mano armada, y ahora ejecuciones. Apenas la noche del martes fue ejecutada una persona, a balazos, en Plaza Bella, ubicada en la agencia de Montoya; no habían transcurrido 12 horas, según lo consignó NSSOAXACA, y asesinaron a otro individuo, ahora en el ejido Guadalupe Victoria, también a balazos. ¿En dónde están las políticas de seguridad pública? ¿En dónde los enormes recursos presupuestales destinados a capacitación y equipamiento de los policías? Pareciera que ninguna de esas cosas hay en Oaxaca de Juárez, que lamentablemente queda a mercede de la delincuencia día con día, en plena campaña electoral.
2.- La misma o peor incapacidad ha demostrado el presidente municipal perredista SAÚL VICENTE VÁSQUEZ, en Juchitán de Zaragoza; ya hace unos días reseñamos de manera puntual la grave situación de inseguridad y el reinado del crimen organizado. La Secretaría de Seguridad Pública estatal y el gobierno federal respondieron con un contingente de 300 policías y soldados. Pero el edil no movió un solo dedo y sus policías pareciera que están coludidos con la delincuencia, porque apenas el pasado domingo ejecutaron a dos personas, mientras que el miércoles asaltaron una tienda de materiales. ¿Cuándo llamará el Congreso local a cuentas al edil? O espera que haya otro reguero de sangre en mayo, cuando se celebran las famosas Velas, y cuando el alcohol y otros estupefacientes corren a raudales.
3.- Quien sin duda debe ser llamado a cuentas también es el responsable o irresponsable de la Secretaría de Vialidad y Transporte, CARLOS MORENO ALCÁNTARA, que lo único que ha hecho es seguir repartiendo concesiones a diestra y siniestra, en plena veda electoral. Mientras tanto, los transportistas hacen de la suya y bloquean cada vez que quieren; cierran calles, hacen justicia por propia mano, incendian, bloquean y no pasa nada. Ejemplo fue el pasado 21 de abril, en que los del Sindicato “Libertad” hicieron lo que quisieron con la capital; o apenas este miércoles 27 en que el Frente Popular “14 de Junio” cerró cruceros y carreteros con graves perjuicios para la ciudadanía… mientras Moreno Alcántara anda en plena campaña política.