Aristegui
a defensa del ejercicio del periodismo en el nuevo milenio impone medidas de protección al uso de las nuevas tecnologías para que estas se traduzcan en más libertad y no en nuevas restricciones. Una consideración que forma parte del debate del Día Mundial de la Libertad de Prensa, instituido un 3 de mayo, hace 23 años.
Mientras publicaciones recientes de impacto global han causado interés y movilización ciudadana, en algunos regímenes políticos han dado pie para perseguir y hostigar a la prensa por su labor.
Los trabajos colaborativos de escala global, el manejo de investigaciones trasnacionales, y el uso de la tecnología para recibir y analizar grandes filtraciones de información impone mayores garantías a la libertad del ejercicio periodístico.
En especial, las grandes filtraciones están generando un abanico de reacciones que se corresponden con cada contexto y que en varios casos involucran a los mensajeros, los periodistas. Procesos judiciales, amenazas de allanamientos, presiones públicas contra reporteros cuentan entre las repercusiones.
Es el caso de Luxemburgo Leaks, un año y cinco meses después de la filtración fue citado a juicio el periodista y miembro de ICIJ, el francés Edouard Perrin, por haber sido uno de los participantes en esta investigación periodística. La divulgación de documentos de la empresa Pricewaterhouse Coopers evidenció la evasión fiscal generalizada por algunas de las empresas más grandes del mundo.
El escándalo LuxLeaks causó tal indignación en la Unión Europea que propició un “cambio fundamental” en las reglas fiscales de Europa. Ahora todos los estados miembros deben compartir detalles de los acuerdos de impuestos realizados con las empresas internacionales
El director de ICIJ Gerard Ryle dijo que la acusación contra Perrin, simplemente por hacer su trabajo como periodista, era una afrenta a la libertad de prensa.
Panama Papers también ha tenido impacto y respuestas del poder. Una, paradójicamente, en Finlandia donde se celebra el Día Mundial de la Libertad de Expresión. Las autoridades amenazaron con atacar las instalaciones de Yle y las casas de periodistas con el fin de tener acceso a los documentos de Panama Papers. Los periodistas se han defendido citando el artículo 14 de las directrices para los periodistas publicadas por el consejo para los medios de comunicación y la unión de los periodistas sobre secreto de las fuentes, y el principio de que los periodistas no deben voluntariamente entregar información.
China no se quedó atrás. El gobierno considera que los Panama Papers son “acusaciones infundadas” y se negó a decir si iba a investigar o no a los ciudadanos de su país que aparecen en la filtración como propietarios de sociedades o tienen cuentas en paraísos fiscales.
Los medios de comunicación chinos evitaron casi completamente mencionar cualquier aspecto relacionado con los Papeles de Panamá. En los motores de búsqueda chinos la palabra ‘Panamá’ solo arrojaba como resultados las noticias escritas por los medios de comunicación nacionales, cuyos links están casi todos deshabilitados, o solo abiertos cuando se refieren a estrellas del deporte. En la búsqueda de ‘Papeles de Panamá’ la respuesta es aún más contundente: “los resultados pueden no estar en concordancia con las leyes chinas y no pueden ser mostrados”.
América Latina no ha estado exenta de este tipo de respuestas oficiales. Tres periodistas que participaron en la reciente investigación de Panamá Papers sobre las empresas offshorefueron citados por la Fiscalía Segunda contra la Delincuencia Organizada a rendir declaración jurada como testigos, después de que se iniciará la investigación sobre la firma Mossack Fonseca, fuente principal de la filtración de documentos.
Los periodistas que tuvieron que rendir declaraciones son Rolando Rodríguez el director asociado, Rita Vásquez la subdirectora y el periodista Luis Burón.
En Ecuador, el presidente Rafael Correa y la Asamblea Nacional han presionado a los periodistas de ese país que participaron en la investigación para que revelen todo lo que saben. Correa propuso una campaña mundial para que se destape toda la información y se sepa quién es quién. En este caso la presión ejercida a los comunicadores, empaña cualquier deseo legítimo del gobierno de buscar información. Claramente, ésa no es la vía.
Por su parte en Venezuela, después de que la filtración revelara nombres de pesos pesados de la administración chavista, una periodista que trabajó en #PanamaPapers fue despedida por el diario financiero El Mundo, controlado por un grupo económico afín al partido de gobierno.
Ahora que el ICIJ ha anunciado que información de 200.000 personas y sociedades que hacen parte de Panama Papers se liberará el próximo 9 de mayo, es conveniente tener en mente las reflexiones de lo que ha pasado con la prensa en el cumplimiento de su labor.