1).- Desencanto ciudadano
A fines de los noventa, Román Gubern, especialista en medios electrónicos e internet, sostuvo una frase lapidaria: “en la nueva cultura mediática de la era de la imagen, es mucho más importante ‘parecer’ que ‘ser’… nuestras campañas políticas resultan ser: una gran variedad de lo mismo”. (El Eros Electrónico, Taurus, México, 2000, p. 53). Más adelante sería el escritor, Cristopher Domínguez Michael, quien con ironía reconoció que hay campañas políticas que asemejan la venta indiscriminada de candidatos “como si fueran detergentes biodegradables o remedios para las agruras”. Se entiende que son los excesos de nuestra incipiente democracia. Lo que no se asimila es que adversarios políticos, que se presumen de ideologías contrapuestas, vayan por los mismos caminos trillados de antaño. A un mes de haberse iniciado formalmente, en la conciencecolectif de los oaxaqueños, las campañas de proselitismo de Alejandro Murat, candidato de la coalición “Juntos Hacemos Más”; de José Antonio Estefan Garfias, de “Con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca” (CREO) y más aún de Benjamín Robles Montoya, del Partido del Trabajo (PT), no han permeado. Han estado ausentes de propuestas, plagadas de promesas y sumergidas en el escarnio, la descalificación y el denuesto, instrumentado en las redes sociales.
Los candidatos parecen estar encerrados en un mundo aparte. El contacto que tienen con realidad es el templete en que se suben; las manos que les ponen los collares de flores o los brazos, con los que caminan entrelazados en actitud triunfal. Las mediciones parecen darse a la antigüita: por la cantidad de acarreados que se llevan a los mítines; las porras que llevan a sus actos públicos o las arengas de sus aduladores. Y aún no ha iniciado la guerra de encuestas, que será otro boleto. Sin afán discriminatorio, las del resto de aspirantes, incluyendo la de Salomón Jara, abanderado de MORENA, pese a la omnipresencia de Andrés Manuel López Obrador en sus actos proselitistas, no ha podido calar hondo en el ánimo ciudadano. De Francisco Javier Jiménez del PUP; Manuel Pérez Morales, que va con el partido de su propiedad –el PSDO- y del “indígena”, Joaquín Ruiz Salazar del PRS, mejor ni hablar: es la escenografía y la tramoya.
2).- Tropiezos y dislates
Los errores, dislates y lapsus verbales en la precampaña de Estefan Garfias, han quedado saldados con los cometidos por Murat Hinojosa en plena campaña política. Una confusión recurrente de lugares y municipios. ¿Quién está detrás del equipo que le prepara mensajes e información? ¿Dónde está la masa gris de asesores, que los hay de todos: oficiosos y ex officio? En “Historia y utopía”, el desaparecido filósofo rumano Emile M. Cioran, avecindado en París, dijo: “El gran error de César fue no desconfiar de los suyos… a pesar de su sagacidad, tenía simplezas: ignoraba que nuestros íntimos son los peores enemigos de nuestra grandeza”. (Tusquets, México, 2000, p. 74). De Benjamín Robles sólo hay que destacar un sobado discurso saturado de calificativos, de venganza, con destinatarios claramente identificados: el gobernador Gabino Cué, Estefan y Jorge Castillo. Y ahí van los tres –aunque la lucha es entre dos- con sus soliloquios, ante un pueblo apático, abúlico, consciente tal vez de que como nadie le asegura su salvación, se amoldan a todos y a ninguno.
Todos han requerido el apoyo del photo shop para dar la imagen de concentraciones masivas, cuando sólo son mítines desangelados y destripados. En tanto, en los equipos de campaña es un ir y venir; un constante golpeteo, descalificaciones, codazos y patadas. Puros generales; nada de tropa. Puros jefes. Lo demás es pelusa. Los valores simples del hedonismo y la meritocracia… o más bien de la ignorancia. Algunos ya venden la piel sin matar al oso. Ensueños deseables de algunos socialmente insatisfechos, cuya tarea es mantener alejados a sus candidatos de la realidad y del pueblo de carne y hueso. De los responsables de la relación con los medios de comunicación ni se diga: son un mundo aparte, en el que recrean sus propias fantasías triunfalistas. Una fatal lucha de egos.
3).- Y el debate
El debate fue, más que una confrontación de ideas, una plataforma de promesas y hasta ocurrencias. Se ubica a Oaxaca no como un amasijo de problemas –como lo es- sino como “La Utopía” de Sir Thomas More: una isla imaginaria en la que germinará todo lo que propongan los candidatos, en donde todos seamos felices. Se trató, sin duda alguna, de un ejercicio democrático para que cada quien echara de su ronco pecho, por lo que hablar de un vencedor no sólo es ocioso, sino desafortunado. La mesura de unos contrastó con la beligerancia de otros. Abstencionismo, Estado de Derecho, gobernabilidad y muchos rubros relevantes, simplemente pasaron de noche. La liza sucesoria se perfila entre dos: Murat y Estefan.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— En mayo de 1996, en este espacio que nos brindó EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, se publicó por primera vez “De Paradojas y Utopías”. Desde ese entonces hasta hoy hemos mantenido una sola línea: crítica, pero equilibrada; puntillosa, pero sin denuestos ni diatribas. Nobleza obliga agradecer a esta casa editorial su paciencia y tolerancia.
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