El primero de diciembre de 2010, al mismo tiempo que tomaba posesión Gabino Cué, yo entrevistaba a Azael Santiago Chepi, en esos días secretario general de la sección 22.

 

 

Chepi elogió a Gabino y se dijo convencido de que serían nuevos tiempos para la relación entre los maestros y el estado. Después de la entrevista, mientras caminábamos por unas instalaciones de la CNTE para la capacitación de los maestros, le dije que me daba la sensación de que las cosas podrían ir mucho mejor, que tal vez ese mayo podría haber calendario completo para los estudiantes, acabar con los paros.

 

“No Carlos, esa es otra cosa —me dijo Chepi—. Este movimiento vive por y para movilizarse. Sin movilización se debilita. Si se deja de movilizar, si deja de actuar, se va diluyendo, eso es más allá de lo que haga o no haga el gobierno”.

 

Esta anécdota que he contado en otras ocasiones es el nudo que tiene que desatar el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

 

Bien decía Osorio Chong el viernes, que no se entiende una negociación donde una de las partes pide el todo o nada: “Que en el diálogo se trata de buscar puntos de acuerdo, acercar posturas y que, por definición, requiere que ambos lados pongan de su parte”.

 

Pero eso para la CNTE es imposible, como bien lo sabía Chepi y como lo han padecido los estudiantes oaxaqueños. Dejar de movilizarse es para el movimiento magisterial disidente una especie de suicidio.

 

La estrategia movilización-negociación-movilización había funcionado porque el gobierno tuvo siempre la flexibilidad para hacer excepciones con la coordinadora —siempre acompañadas de dinero para los líderes—, excepciones o facilidades impensables en otros estados. Ahora, ya no puede. Se lo impide la ley y la presión del SNTE que ya no quiere excepciones a una ley que nunca le convenció.

 

Osorio sabe que otra actuación de la Policía Federal como la de Nochixtlán sería desastrosa y en los hechos agravaría las cosas. Ni siquiera es claro si solo la policía tiene hoy la capacidad de efectuar de manera limpia y eficiente desalojos en más de 30 puntos carreteros en al menos dos estados y si eso solo significaría el traslado a las ciudades, incluyendo la Ciudad de México.

 

Todo eso en medio de competencias preelectorales en que algunos de sus contrincantes reparten leche y víveres —y se toman muchas fotos— en comunidades supuestamente en crisis.

 

Hay coyunturas que definen carreras.

Esta, creo, es la de Osorio.

Twitter: @puigcarlos

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