“El Hotel Juquila no fue guarida de asesinos, aquí no se hospedaron los federales”, aseguran sus empleados ante los señalamientos de que en ese inmueble se hospedaron elementos de la Policía Federal y desde ese inmueble dispararon contra civiles durante el desalojo carretero del 19 de junio en el municipio de Asunción Nochixtlán, Oaxaca.
El inmueble fue revisado y saqueado durante tres horas para luego ser quemado en la planta baja y en dos niveles, “si no encontraron nada (de federales) en el hotel porque le prendieron fuego”, cuestionan tres empleadas del Hotel Juquila que accedieron a platicar con La Silla Rota, quienes pidieron ser identificados como ‘Trabajadora 1, 2 y 3’ por razones de seguridad.
Los trabajadores señalan que ese día el Hotel Juquila fue víctima de saqueo de aparatos electricos y despensa, de robo de dinero e incineración del inmueble, exponen que durante el tiempo que dure la reconstrucción y el equipamiento permanecerán desempleados.
Sin huéspedes
El Hotel Juquila está ubicado en la Carretera Internacional, en el Barrio de la Peña, en la entrada al municipio de Asunción Nochixtlán y tiene 35 habitaciones, el costo promedio por noche es de 300 pesos.
La mañana del 19 de junio de 2016, Omar González Santiago cayó al suelo producto de una bala, su cuerpo quedó tendido en el suelo a unos metros del Hotel Juquila, lo que llevó a algunos manifestantes a señalar que el disparo que le arrebató la vida al joven 22 años provino del citado inmueble de alquiler, por lo que algunas persona lo vandalizaron en venganza por la muerte.
Hay quienes aseveraron que en Hotel Juquila estuvieron hospedados elementos de la Policía Federal, señalamiento que refutan,ya que que antes del 19 de junio de 2016 el establecimiento tenía dos días sin recibir un solo huésped, la mañana del operativo, únicamente se encontraba el personal de servicio, afirma la trabajadora 1.
“El sábado 18 de junio me presenté a trabajar a las 6 de la tarde cómo es mi horario de 6 a 8 de la mañana, ese día yo llegué me quedé a esperar clientes, pero esa noche no hubo ningún cliente. Al día siguiente yo me puse a hacer mi aseo, esperé a que llegara mi compañera de turno para entregarle, pero en eso escuché ruido de aquí de la calle, de los maestros, me acerqué a ver qué estaba pasando como a las 8 de la mañana, pero ya antes como a las 6:30 o 7 la gente ya pasaba”, narra sentada en una de las pocas sillas de madera que sobrevivieron a la furia colectiva que incendió parte del hotel.
‘La Trabajadora 1’ recalca que “ya dos días anteriores (al 19 de junio) no habíamos tenido ningún huésped”.
Rechaza la versión que circula en internet de que los empleados del hotel tenía la instrucción de sólo brindar el servicio de alojamiento a personas conocidas, ya que presuntamente había mucha gente que no era de Nochixtlán.
“La verdad a mí nunca me dieron instrucciones de eso, la gente si se venía a hospedar pero eran las personas que no dejaban pasar (por el bloqueo) los maestros”, expone.
“Aquí no le preguntamos (a los huéspedes) qué oficio tienen o de dónde viene o qué”, afirma la ‘Trabajadora 1’.
Sin aguantarse las ganas de exponer su cometario, Trabajadora 3 arrebata la palabra para hacer un apunte y con ello sostener los dichos de su compañera: “no es cierto que se dio la instrucción de que no se dejará pasar a gente extraña, a ninguna persona se le pregunta de dónde viene, para qué viene o a dónde va, es absurdo que se hagan ese tipo de preguntas a las personas que solicitan un servicio; es absurdo, quién iba a saber lo que iba a pasar al día siguiente, es falso totalmente, (el hotel) es un lugar público, es un negocio y cualquier persona que solicite el servicio que le da siempre que pague”.
La Confusión
Con el paso de los días ‘Trabajadora 2’ busca explicaciones de porqué fue incendiado el Hotel Juquila, ella cree que pudo ser por una confusión de la gente.
Ese 19 de junio, los ruidos de las detonaciones y los gritos de la gente provocaron pánico entre los empleados, lo que los llevó a bajar la cortina metálica de la puerta de entrada al Hotel y Restaurante para refugiarse de la refriega callejera.
“Al incendiar un carro ya quiere decir que las cosas ya se van a poner pesadas, entonces le digo (a Trabajadora 1) ‘qué hacemos, dejamos abierto, entonces me dice ‘yo no sé qué hacer, qué hacemos, mejor vamos a cerrar’, entonces decidimos cerrar el hotel, estuvimos aquí con el miedo de qué podía pasar, aquí estuvimos pero si vimos el alboroto, que empezaron a gritar, a decir ‘acérquense, acérquense a apoyarnos, decían, nos están disparando’, decían las personas que estaban afuera, entonces unos corrían pá allá otros pá allá, se refugiaban pues, y nosotros decíamos qué hacemos, cuando vimos que esto se estaba poniendo pesado, dijimos vámonos mejor nos retiramos por qué no sabemos qué puede pasar”, apunta.
Platica que antes de retirarse del hotel, los trabajadores se asomaron por las ventanas y la azotea hacia la calle, a la zona del conflicto, y que tras el impacto de bala que recibió Omar González Santiago, algunas personas voltearon hacia el hotel, los miraron y los habrían señalados como los “francotiradores” o “los policías” que habrían disparado contra la gente de Nochixtlán.
“Yo lo digo personalmente que cometimos errores como trabajadores porque el hecho, hora si como dice el dicho ‘la curiosidad mata al gato’, nos asomamos por las ventanas, por la azotea, nosotros como trabajadores nos subimos a ver qué pasaba, si realmente había pasado que aquí había caído el muchacho que mataron, ahí estamos, todavía se nos ocurrió ir a los ventanales a ver, yo siento que entonces fue cuando a lo mejor fue que nos vieron a nosotros y pensaron que eran las personas que ellos dicen que estaba aquí (los policías federales), que fue cuando ellos regresaron y empezaron azotar las cortinas totalmente y empezaron a aventar palos y piedras hacia arriba”, detalla.
Minutos después, se comunicó vía telefónica uno de los propietarios del hotel, les pidió que salieran del hotel y que se pusieran a salvo, “cierren y váyanse, dejen ahí todo tirado y váyanse por favor señoras, salí con mi otra compañera, ya no supimos más, fue como hasta las 5:30 cuando me marca uno de mis hermanos y me pregunta si ya me había salido del hotel porque ya le habían echado lumbre”.
“Ya no supe más, después oí las versiones de todo lo que andan diciendo sobre el hotel, de que aquí se hospedaron (los federales) y que de aquí salían los disparos y todo, pero realmente como trabajadores le digo yo, sé que no es verdad porque a mí me consta pues, yo sí siento coraje, dolor y muina sobre lo que están apareciendo en las redes sociales”, dice con molestia.
Lamenta que no se quiera escuchar la versión de los trabajadores y que se siga creyendo que desde ahí se accionaron armas de fuego contra la gente, espera que Dios arrojen luz y verdad para esclarecer los hechos para las familias de las víctimas y se demuestre que en el Hotel Juquila no se hospedaron “los federales”.
“Dios que es el único testigo, porque al final de cuentas, él es el que nos va a tomar en cuenta el día de mañana que es mentira que hubo federales aquí, dan tantas versiones y yo me pongo a pensar que esa gente tiene 8 o 10 ojos para divulgar versiones de que el sábado estuvieron los taxis azules, bajando a los federales, que los pasaban aquí, cuando ahí está Dios me va a castigar a mí por todas esas vidas inocentes, porque fueron vidas inocentes que quedaron ahí tiradas que a lo mejor no tenían ni que ver porque muchos vinieron hacer sus compras yo no sé y murieron, porque sé que no es cierto, no es cierto que este lugar fue como ellos mismos pasan gritando que es ‘guarida de asesinos’ porque no es verdad y yo lo juro por mí por mi vida y la de mi familia”, dice ‘Trabajadora 2’.
Reconoce que hay que luchar por causas justa “pero que no sea de esta manera, porque dicen que están luchando para que nuestra vida sea, pero a costa de qué, de muerte de tanta gente, nosotros somos un pueblo de paz, nosotros no somos que a cada rato nos estamos matando estemos peleando entre nosotros mismos, porque nosotros mismos no somos de ese tipo de gente, entonces vienen otras personas a alborotar y miren lo que causan, porque aquellos que hicieron esto, a lo mejor ya se fueron y se quedó esto aquí, nosotros quedamos sin trabajo”, lamenta.
La idea de culpa no deja de rondar la cabeza de Trabajadora 2, “ese cargo de conciencia lo voy a llevar dentro de mí toda mi vida, porque me arrepiento y me siento triste, porque digo si yo hubiera abierto, a lo mejor nada de esto le hubieran hecho al hotel, si yo hubiera abierto el hotel les hubiera dicho saben que pasen, entren y hagan lo que quieran, revisen todo lo que ustedes quieran, a lo mejor no hubiera pasado todo esto pero fue más grande mi miedo”.
Los daños
De la fachada del hotel, lo único que no fue destrozados ni quemado fue el altar de la Virgen de Juquila, el resto de la fachada y la planta baja fue carbonizada.
El ataque al Hotel Juquila inició a las 2 de la tarde, entran a revisar y lo queman a las 5 de la tarde detalla ‘Trabajadora 3’, quien también busca una explicación de porqué la gente se ensañó contra el inmueble, “porqué lo quemaron si ya habían visto que no había nada, al contrario, lo saquearon”.
‘Trabajadora 3’ estima que se tendrán que invertir más de 250 para subsanar las fallas estructurales ocasionadas por el incendio y se tendrán que destinar también más de 200 mil pesos en el equipamiento del hotel.
En el inmueble el fuego consumió la recepción, el lobby, el restaurante, la cocina y algunas habitaciones.
Después de que el Ministerio Publico realizó su diligencia, los trabajadores comenzaron la remoción de escombros, rehabilitación y limpieza del lugar, durante estas actividades encontrar indicio de presunto saqueo.
“Se llevaron la computadora y la pantalla de la recepción, se llevaron trastes, quebraron un poco y otro poco se llevaron, allá arriba se llevaron sábanas o colchas, el horno de microondas, el extractor de jugo, se llevaron el bulto de azúcar, toda la despensa que se surtió para el restaurante, el bulto de jabón, la caja de shampoo que también se ocupan en el hotel, los paquetes de papel, nada de eso apareció quemado”, describe ‘Trabajadora 3’.
Señala puntual que “saquearon lo que pudieron, en 3 horas los revisaron se dan cuenta que no hay nadie y todavía lo queman”.
‘Trabajadora 3’ no encuentra respuesta de lo sucedido y se cuestiona, “de qué se trata, si ya habían visto que no había federales, que las habitaciones estaban cerradas porque las habitaciones sólo se abren hasta que una persona que solicita el servicio”.
Afirma que le duelen los señalamientos de que el Hotel Juquila sea visto como “guarida de asesinos”.
Los empleados señalan que los disparos no salieron del Hotel Juquila sino que provenían del Panteón Municipal, incluso en una habitación del segundo nivel hay cristal con un impacto de bala con trayectoria de afuera hacia adentro, es decir, de la calle al inmueble.
“(El Hotel Juquila) fue víctima en el sentido de que lo saquearon y lo quemaron sin tener derecho alguno, el hotel es un espacio público para cualquier persona que se quiera hospedar, y si no había huéspedes, no había federales, porque lo quemaron, porque andan diciendo que aquí que fue ‘guarida de asesinos’, que aquí que aquí se hospedaron, hay otras víctimas, los trabajadores que nos quedaremos sin trabajo”,
Hay miedo entre los trabajadores de que al Hotel Juquila se le quede el estigma de “guarida de asesinos” y que la clientela no regresé a hospedarse.
La Silla Rota