Fidel Herrera Beltrán, el góber fogoso, y Javier Duarte, el góber tuitero, forman parte de un grupo político en decadencia según asegura el politólogo Carlos Ronzón Verónica.
Del Maximato fidelista, tipo Plutarco Elías Calles, que el fogoso pretendió imponer en Veracruz como ningún otro ex gobernador, terminó en la Decena Trágica, los peores años de la demarcación jarocha, y por tanto, descarrillado el 5 de junio.
Por ejemplo, el grupo perdió la gubernatura, con lo que el PAN y el PRD lanzaron del palacio de gobierno al tricolor dominante durante 86 años.
También perdieron el Congreso, dejando una 64ª. Legislatura que tendrá minoría priista.
El sueño fidelista de convertirse en el hacedor político de Veracruz como en el siglo pasado Miguel Alemán Valdés, góber jarocho de 1936 a 1939, y con su legado a Fernando Casas Alemán, Jorge Cerdán Lara,
Adolfo Ruiz Cortines, ÁCarvajal Bernal y Marco Antonio Muñoz Turnbull, 1950/1956, tronó en el camino y el fogoso terminó decepcionado con JD, a quien la silla embrujada de palacio se le salió de control.
Claro, y por ahora, con la tolerancia del presidente de la república, JD sigue haciendo y deshaciendo a su antojo y libre albedrío.
Pero al mismo tiempo se trata de los últimos pataleos del dinosaurio porque a partir del primero de diciembre llegará a palacio el enemigo público número uno del fogoso y el tuitero y que Jesús de Nazareth agarre confesados y purificados a todos.
Y si, por ejemplo, el fogoso está soñando con recuperar la gubernatura en el año 2018 lanzando, por ejemplo, a su hijo Javier Herrera Borunda, diputado federal, está por verse.
Y por verse, porque si Miguel Ángel Yunes Linares encarcela a JD y a uno que otro duartista, todos tiburones de mar, entonces, su capital político se disparará a las alturas insólitas y en un descuido hasta termine en Los Pinos con el regreso de un panista.
Además, si el Yunes azul cumple con su juramento de enviar a prisión hasta el suegro de JD, entonces, los vientos políticos le serán favorables para lanzar a uno de sus hijos, Miguel Ángel, el alcalde, y/o Fernando, el senador, a la candidatura a la silla embrujada de palacio.
Adiós, adiosito al fogoso con su, digamos, sueño napoleónico, casi casi hitleriano, de adueñarse de Veracruz.
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Iniciado en las grandes ligas nacionales de la política con Luis Echeverría Álvarez, donde también comenzara Dante Alfonso Delgado Rannauro, el fogoso pudo integrar un equipo político de primera con sus pares.
Quizá, lo habría intentado.
Pero cuando algunos llegaron antes que él a la gubernatura (por ejemplo, José Murat Casab a Oaxaca, Mariano Palacios Alcocer a Querétaro y Carlos Armando Biebrich a Sonora), cada uno agarró su rumbo y se reinventaron.
Y aun cuando el fogoso tiene relaciones amicales con todos ellos, pues nunca suele pelearse ni conflictuarse como significa práctica común de JD, el grupo fidelista quedó reducido, digamos, a la aldea, localismo empobrecedor le llamaba José López Portillo.
El fidelato quedó en un mini/grupo, sin proyección nacional, sólo con base local, sin amarres en el altiplano, sin aliados, incluso hasta con perdedores, como Enrique Jackson Ramírez, quien jamás logró la gubernatura de su estado natal, Nayarit.
Peor tantito: el fogoso quedó rodeado y custodiado y flanqueado por sus discípulos, entre ellos, JD, y los ahora diputados federales, Jorge Carvallo Delfín, Érick Lagos Hernández y Alberto Silva Ramos.
Tantito peor: mientras el fogoso es una inteligencia incandescente, políglota incluso, sus alumnos únicamente aprendieron su gran filosofía de vida pragmática, como es el adagio bíblico de que “en política lo que se arregla con dinero… sale barato”.
Peor, no obstante, si se recuerda que por un lado, todos ellos compraron lealtades y conciencias y hasta integraron su club de barbies, pero al mismo tiempo, por el otro, aprendieron “a ordeñar la vaca”, de tal forma que la Auditoría Superior de la Federación los tiene atorados con 40 denuncias penales en contra de ellos en la Procuraduría General de la República, PGR, por irregularidades en el destino social de los recursos federales.
El fogoso y el tuitero, reducidos a un grupo político provinciano.
Perdieron la gubernatura.
Perdieron el Congreso.
Perdieron la simpatía popular.
Perdieron el crédito y el honor.
Perdieron el respeto.
Perdieron la confianza popular.
Y, por el contrario, el destino penitenciario los ha alcanzado con el sucesor de JD, Miguel Ángel Yunes Linares.
El fogoso… se fue en la impunidad garantizada por JD, aun cuando, ha de recordarse, el Yunes azul ha advertido que le alcanza el tiempo constitucional para revisar las Cuentas Públicas de los años 2009 y 2010.
El tuitero… ya se va, y sigue tendiendo celadas al sucesor como un elemento distractor para entretenerse en el operativo metaconstitucional (la Fiscalía y los magistrados anticorrupción y el Contralor y el comisionado del IVAI… a modo), mientras el tiempo pasa y evita la cárcel.
Con todo, al grupo político de Fidel Herrera Beltrán le cayó el chahuistle y, por consiguiente, las trompetas de Jericó anuncian la hora de sumirse y recoger varas.
Homozapping