César Martínez
Tixtla, Guerrero, México (12 noviembre 2016).- “Fue algo sorprendente, muy impactante”, comentó Enrique Gil Botero, cubriéndose la boca, durante una llamada personal, minutos antes de concluir su visita a la normal rural “Raúl Isidro Burgos”.

Pero el coordinador del Mecanismo Especial de Seguimiento al caso Ayotzinapa no fue el único sorprendido.

Paulo Abrao, secretario técnico de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), estuvo a punto de llorar al oír los reclamos de justicia de los padres de los estudiantes desaparecidos.

El colombiano Gil Botero y el brasileño Abrao no sabían qué esperar en la normal, según comentó el propio equipo de la CIDH, pues esta fue su primera visita a la escuela para maestros, a diferencia del estadounidense James Cavallaro, presidente de la Comisión Interamericana, quien ya había estado en estas instalaciones de Tixtla, Guerrero.

Los padres hicieron lo suyo. Los recibieron a las puertas de la escuela, sosteniendo con sus manos las pancartas con los retratos de sus hijos. Les colocaron collares de flor de cempasúchil. Los guiaron al patio central y ahí les hicieron saber lo que esperan de ellos.

“Es una esperanza que tenemos, porque nosotros como madres no perdemos la fe ni perdemos la esperanza de volver a ver a nuestros hijos, de volver a abrazarlos, de tenerlos a nuestro lado”, les dijo Blanca Nava, madre del normalista desaparecido Jorge Álvarez Nava.

“Por favor pongamos todo de nuestra parte y todo de la parte de ustedes para encontrar a nuestros hijos”.

A nombre de los alumnos, Ángel Mundo Francisco les advirtió que seguramente enfrentarán obstáculos como los que vivió el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), pero les pidió que eso no los desanime.

“¡Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos!” y “¡Ayotzi vive, la lucha sigue y sigue!”, gritaron a todo pulmón padres de los estudiantes desaparecidos y alumnos de la Normal, generando una mirada de asombro en Gil Botero y un nudo en la garganta en Abrao, como después admitiría.

“La razón me indica qué se debe hacer, pero también mi corazón se afecta por situaciones de esta naturaleza”, reflexionó el coordinador del mecanismo.

“Ustedes no están solos, nosotros estamos con ustedes, y vámonos juntos en esta tarea de exigir al Estado el cumplimiento integral de sus responsabilidades”, dijo por separado el secretario técnico de la CIDH.

Después del encuentro privado, los padres mostraron a los comisionados las 43 butacas vacías y el altar que mantienen en la cancha de basquetbol en homenaje a sus familiares desaparecidos hace más de dos años.

“Aquí se reunieron por primera vez (los padres)”, les explicó el abogado Vidulfo Rosales a los comisionados, mientras leían las lonas que rodean el lugar y tomaban fotos con sus celulares.

En esta visita no hubo comida, pero los comisionados quedaron, más que con hambre, asombrados.