Cuando los jefes de Estado que integran la Comunidad Económica Asia-Pacífico (APEC) se reunieron este fin de semana en Lima, Perú, el ambiente era de absoluta  incertidumbre.

La victoria de un Presidente de los Estados Unidos de corte proteccionista ponía sobre la mesa un sinfín de dudas sobre el futuro de las alianzas comerciales de la región.

Cualquier cosa que fuera sujeta a discusión entre jefes de Estado como Barack Obama de Estados Unidos, Vladimir Putin de Rusia, Xi Jinping de China, Shinzo Abe de Japón, Justin Trudeau de Canadá, Enrique Peña Nieto de México y una docena más, tenía que evaluarse bajo la nueva realidad norteamericana.

¿Pueden los líderes de un grupo tan amplio, multicultural e interdisciplinario salir adelante cuando uno de los cuatro gigantes que integran el bloque comercial amenaza con cambiar las reglas del juego o de plano retirarse?

Lo curioso es que de acuerdo a quienes asistieron a esa cumbre comercial, el espíritu de apertura ahora corre de la mano de China, que solía ser la nación mas proteccionista.

En contraparte, los Estados Unidos, con la asistencia de Obama pero con el fantasma de Donald Trump, fue el de la nación campeona de la liberalización global que de pronto amenaza volver a cerrar sus fronteras.

Por supuesto que del cónclave Asia-Pacífico en Perú emergieron acuerdos que tenían semanas cabildeándose entre sus participantes.

Pero está claro que pocos apostaban por la victoria de Trump y por ende nadie anticipaba el retorno a la cerrazón comercial norteamericana.

Está claro por la presencia física de tantos mandatarios en Perú buscó instalar como mensaje de regreso que van a defender el bloque Asia Pacífico bajo cualquier escenario.

Pero nada de eso intimidó al empresario inmobiliario que ya se apresta a tomar posesión en medio de lo que se vaticina como una implosión comercial global de consecuencias insospechadas.

Por lo pronto, Trump ya les dio una probadita. Y apenas un día después de la cumbre de la APEC, el Presidente electo dejó en claro que bajo ningún motivo va a ratificar el ingreso de los Estados Unidos al nuevo acuerdo Transpacífico, mejor conocido como TPP (Trans Pacific Partnership).

Al margen de lo que suceda con el TPP o con la APEC, el mensaje del iracundo, soberbio y volátil futuro Presidente norteamericano obliga a pensar en serio los alcances de un ajuste mayor o una desaparición del TLC.

Y hasta ahora no vemos una imagen del presidente Enrique Peña Nieto sentado en Los Pinos, sentado con Jaime Serra, Herminio Blanco, Pedro Aspe, Luis de la Calle, Jorge Castañeda, Jesús Reyes Heroles y Arturo Sarukhán, por citar algunos.

Ellos fueron los que negociaron, articularon, dieron forma e implementaron con sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá el tratado vigente. Nadie como ellos para evaluar los alcances de alguna modificación e incluso la cancelación.

Sobran los que dicen que la amenaza proteccionista de Trump es imposible de cumplirse, que existen demasiados candados. Pero ese mismo “imposible” lo aplicaron cuando nadie apostaba a que “el loco” llegaría a la Casa Blanca.