Estos días las empresas del país se truenan los dedos para salir de los compromisos del final del año. Salarios, aguinaldos, impuestos. Tienen todo en contra, y ciertamente no son los responsables de la inflación ni de la devaluación. Pero hay una élite dorada que será muy mimada. La encabeza el Presidente de la República. Le pagaremos los contribuyentes un aguinaldo de 81 mil 858 pesos. Peeero, además, por su buen desempeño lo premiaremos con una gratificación de 343 mil 583. Peeero como su chamba es de mucho riesgo, no obstante el enjambre de guardias que lo protege día y noche, también recibirá un pago extraordinario de 854 mil 223 pesos. Estas delicias más su sueldo y otras prestaciones harán un total de 4 millones 300 mil 854 pesos al último día del año en curso. Tendrá un aumentito para el siguiente. ¿Y quién aprobó todo eso? El Congreso. También los senadores y los diputados se sirven con la cuchara grande. Los ciudadanos no podemos someter este tema a consulta pública, porque arreglaron la Constitución para que nos sea prohibido. Con razón hay tantos tiradores para quedarse con la chamba…

 

La Jornada / Dinero por Enrique Galvan Ochoa