México.- Este 27 de noviembre, se cumplieron seis años desde que Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera se dieron el “sí, acepto” en la Catedral de Toluca, en una ceremonia que pareció sacada de un cuento de hadas.

Su noviazgo así como su boda, fueron, en gran medida, ese amor perfecto que muchos sueñan tener en su vida. La actriz buena, guapa, amada por la gente y, por otra parte, el candidato a la presidencia que perdió a su esposa, tiene tres hijos, joven y guapo.

La combinación era perfecta, pero bien dicen que no todo es lo que parece.

Después de la boda, la cual fue investigada por la periodista Carmen Aristegui y Proceso por supuestas anomalías, esa historia estilo telenovela mexicana desapareció. Peña Nieto ganó y lo que seguía era que Rivera tomara el puesto de primera dama de la nación, pero en su lugar quedó Laura Vargas Carrillo, esposa del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Un movimiento criticado y que se prestó para compararla con la exprimera dama del país, Margarita Zavala, quien durante sus seis años al frente del DIF, se enfocó a prevenir las adicciones en jóvenes, así como crear consciencia entre los padres del abuso de sustancias.

Este fue el primer “empuje” para que la gente pensara en Zavala como candidata a la presidencia de 2018, por el Partido Acción Nacional.

La popularidad de la llamada Gaviota –apodo que se le quedó a raíz de la última telenovela que hizo, Destilando amor-, comenzó a decaer en el primer año de gobierno de Peña Nieto, pero el gran declive fue a raíz de la investigación que hizo Cármen Aristegui y su equipo de trabajo en 2014, sobre el hogar de los Peña-Rivera, la cual nombraron la Casa Blanca.

Como bien señala Sabina Berman en el artículo publicado en la revista mexicana Vanity Fair, fue, sin duda, una de las peores crisis que ha atravesado el sexenio de Peña.

Para aclarar el asunto, Angélica Rivera, ataviada en un traje color morado, hizo un enlace en televisión, donde aseguró que esa casa se construyó con el dinero que ganó en los años de trabajo como actriz. Dio una lista de nombres, cifras y todo lo que puedan imaginar, para dejar claro que esa propiedad no fue producto de corrupción, sin embargo, nadie le creyó.

Después de esta exposición, Rivera no fue vista igual, pasó de ser la actriz querida a ser tratada como un personaje de política más, con todo el peso que conlleva.

Como siempre, las redes sociales se convirtieron en un parámetro para medir la popularidad de un personaje, cariño u odio; Angélica no salió bien librada, pues México la comenzó a ver como una política que roba y miente.

Una vez más, Zavala se convirtió en el ejemplo de la primera dama perfecta y miles expresaron la añoranza por esas épocas, donde una mujer se dedicaba al DIF y no era portada de revistas por su forma de vestir.

Rivera, no era ni es la única que tiene que cuidarse de los ataques mediáticos, sus tres hijas y tres hijastros también forman parte del show.

Desde que inició su sexenio, los tres hijos de Peña: Paulina, Alejandro y Nicole, han tratado de no dar de qué hablar, sin embargo, revistas como Hola, Quién y Caras, suelen publicar la vida social de estos tres personajes con títulos como: “Alejandro y sus viajes por el mundo”o “Paulina y Nicole en la graduación de X colegio, ataviadas con un conjunto del diseñador…”.

En tanto, las tres hijas de Angélica: Sofía, Regina y Fernanda, son más dadas a compartir sus vidas en redes sociales, por la tanto, están más expuestas a la crítica social.

Desde los zapatos de miles de dólares de Sofía, hasta el bostezo de Fernanda en pleno desfile del 16 de septiembre, las también hijas del Güero Castro –exesposo de Rivera-, han sido objetos de burlas y enojo por parte de los mexicanos, lo cual no ayuda a la popularidad de la tan criticada pareja presidencial.

Pero no solo la Casa Blanca ha dañado la imagen de la actriz, también los desplantes públicos que han protagonizado en México y en el mundo, por ejemplo: Francia 2015, cuando Rivera “ignoró” a su esposo al no darle la mano a su esposo frente a cientos de invitados.

Durante la visita de los reyes de España a Zacatecas en junio de 2015, el matrimonio tuvo otro momento desagradable, cuando Angélica trató de tomar el brazo de Enrique y este al no verla, siguió caminando. Seguido de esto, él trató de tomar la mano de su esposa quien con una mirada de enojo se negó a la acción.

Y, finalmente, el 15 de septiembre de este año en Palacio Nacional, segundos después de “el grito”, Rivera tomó el brazo del presidente, quien abruptamente lo quitó.

Todos estos momentos fueron grabados y repetidos hasta el cansancio en redes sociales y sitios de noticias.

Según relata Berman en dicha publicación, la primera dama está blindada por el gobierno, lo cual no suena descabellado, pero vayamos a un simple hecho que podría ser la razón principal: si Rivera no es vista, no puede ser criticada, por lo tanto, no hay por qué dar explicaciones de nada.

Sin embargo, su silencio y ausencia también se presta a especulaciones y preguntas que dudamos mucho tener las respuestas. ¿Dónde está?, ¿qué es de su vida? ¿Vive en México o en Miami?, ¿se divorciará una vez que termine el sexenio?, ¿regresará a trabajar?
¿Acaso esta historia de amor es como la del príncipe Carlos y Diana, pero sin una Camilla Parker Bowles?

Nadie sabe con exactitud qué sucede entre el presidente y la primera dama, pero todos en algún momentos nos hemos cuestionado si su matrimonio es parte de un plan de mercadotecnia o si realmente hubo o hay amor.

Otro detalle que no podemos dejar pasar es que en público no son nada afectivos, pero cada que cumple años, se mandan mensajes de amor y comparten fotos de lo felices que son.

Sin embargo, hoy que cumplen años de casados no ha habido mensaje, ¿habrá?