A su paso por Oaxaca, se conmovieron al ver que el predio donde se encuentra la fosa que, al principio, era un basurero clandestino.

Madres y padres de la doceava caravana “Buscamos vida en caminos de muerte” pidieron a las autoridades de justicia de México la exhumación de los cuerpos de la fosa común en Juchitán, la cual se ubica detrás del panteón Domingo de Ramos, debido a que en este sitio se encuentran sepultados migrantes que fallecieron en una tripulación marítima en el 2007 en costas de San Francisco Ixhuatán, en el Istmo de Tehuantepec.

Esta petición, señalaron las madres y también los padres, es con la esperanza de encontrar algún rasgo que pudiera saber el paradero de alguno de sus familiares, aunque su mayor anhelo es verlos vivos y abrazarlos.

Es la tercera vez que las madres migrantes visitan esta fosa común; en el primer año estaba convertida en un basurero. Con lágrimas en los ojos insistieron en su llamado de justicia.

La doceava caravana es impulsada por el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM) quienes han sido sus aliados en la búsqueda de una vida digna que es el sueño común de los migrantes centroamericanos. Las madres y padres son originarios de Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, algunos vienen por vez primera y otros desde hace doce años.

Fueron recibidas por integrantes del Foro Ecológico de Juchitán encabezados por Gonzalo Bustillo Cacho, quien anunció su compromiso por convertir este sitio en espacio verde y dignificar la vida de los centroamericanos que descansan en este sitio, que tiene impregnado la leyenda de “Que lejos estoy del lugar de donde soy yo”, el cual fue realizado el año pasado por el colectivo Bicu Yuba y Casa El Ocote.

Bustillo pidió a las autoridades migratorias el respeto a los derechos humanos para los migrantes, a los que llamó “hermanos” porque en esta zona de Oaxaca es el tránsito diario de decenas de ellos, quienes anhelan conquistar el sueño americano.

Las madres colaboraron para la siembra de los árboles y expresaron que un migrante no sale de su casa por gusto sino lo hace por mejorar su calidad de vida, sin embargo muchos de ellos -como en el caso de sus hijos- no aparecen.

Rubén Figueroa, uno de los coordinadores del Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), denunció que la violencia que viven los migrantes es terrible en esta zona oaxaqueña, donde continúan las violaciones a los derechos humanos.

Dijo que las políticas de la frontera sur implementadas en septiembre del 2014 solo han dejado muertes y más violencia, pues ahora los migrantes no montan la bestia (como conocen al tren que circula de Tapachula a Ciudad Ixtepec), sino han tomado otras rutas que los hace más vulnerables y en una situación de más violencia.

A su paso por el albergue Hermanos en el Camino que fundó el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, las madres y padres de la doceava caravana exigieron justicia y verdad al gobierno mexicano. Al ingresar al patio principal del Albergue, entregaron las fotografías de sus hijos, hijas y familiares, las cuales se colocaron para ser visible entre toda la comunidad migrante del refugio.

Posteriormente en una enorme manta blanca, los migrantes colocaron sus huellas dactilares como recuerdo de la hermandad.

“Nuestras voces, las de las mujeres no conocen fronteras geopolíticas, por eso estamos aquí, ustedes gritan, cantan y nos iluminan con su fuerza, las madres y padres son seres humanos que nunca se cansan, esa es nuestra enseñanza diaria el que tengamos una vida digna, ese es nuestro sueño”, expresaron.

Las esperanzas no se han perdido para las madres y padres que comenzaron su recorrido el pasado 15 de noviembre en México y a la fecha han recorrido once ciudades en donde se han logrado dos reencuentros, uno en el estado de Zacatecas y el otro en Veracruz.

Aristegui Noticias