El número de muertos en el incendio que arrasó el viernes pasado un almacén en el que se celebraba un concierto en la ciudad californiana de Oakland aumentó a 36 y es muy probable que siga al alza.
“Hemos confirmado 36 víctimas mortales”, aseguró en rueda de prensa Johnna Watson, portavoz de la oficina de Policía de Oakland, al lado de San Francisco.
Tras el incendio, la estructura del edificio se encuentra en una situación muy precaria, por lo que las labores de rescate de los cadáveres se alargaron.
Las autoridades consideran que es muy probable que haya más víctimas mortales.
“Definitivamente creemos que el saldo mortal será mayor”, agregó Teresa Deloach Reed, jefa del Departamento de Bomberos de Oakland, a medida que avanzan los equipos respuesta.
El incendio empezó a las 23:30 horas locales del viernes, en un almacén, situado en el barrio de Fruitvale, que funcionaba como una sala de fiestas.
Esa noche tocaba el grupo de música electrónica Golden Donna. Aunque las llamas se mitigaron pocas horas después, la evacuación fue el gran problema para los bomberos y policías que asistieron al almacén para socorrer a las víctimas.
El techo se desplomó poco después de comenzar el fuego y la mayor parte de las víctimas se encontraban en el ahora inaccesible segundo piso. Las autoridades reforzaron la patrulla canina con intención de usar perros especializados en búsqueda de cadáveres.
Las redes sociales están tomando un papel relevante en la búsqueda y reconocimiento.
La página del evento en Facebook, con 293 asistentes confirmados, se convirtió en el listado no oficial de posibles desaparecidos. Los propios familiares han pedido que se respete su utilidad de modo que se eviten condolencias y mensajes de ánimo en ese espacio para priorizar la información útil.
De manera espontánea se ha hecho un uso de las nuevas tecnologías, con un documento de Google Docs, en el que los amigos y familiares llevan un recuento de la situación, aportan datos de contacto y detalles físicos sobre cada uno de los afectados para facilitar la labor.
Las personas cuyo paradero se desconoce son en su mayoría jóvenes y estudiantes, con perfiles menores de 40 años.
Pero mientras prosigue el proceso de reconocimiento y búsqueda de cuerpos, comienza el reparto de responsabilidad.
El Departamento de Edificios de la ciudad había abierto una investigación en el recinto hace un mes, con un resultado negativo.
“La estructura interior del edificio es ilegal”, registraron. El evento carecía de permiso alguno y los bomberos han realizado un informe en el que se confirma que no había plan de evacuación, ni tampoco aspersores de agua o sensores de humo con su respectiva alarma.
La Alcaldesa de Oakland, Libby Schaaf, reconoció a CNN que se encuentran ante una gran tragedia, pero que se van a tomar medidas.
“Vamos a revisar todo y aclarar lo sucedido para que se dé con los responsables. Lo haremos público tan pronto como sea posible”.
La oficina del Sheriff de Alameda, responsable de la zona, habilitó un centro para que las familias se concentren en espera de noticias.
El espacio era conocido como Oakland Ghost Ship, “El barco fantasma de Oakland”, un almacén convertido en refugio de artistas bohemios, con clara inspiración en el hinduismo, con aire decadente.
El colectivo que lo gestiona se denomina Satya Yuga, pero no eran de forma alguna un organizador formal de eventos.
En el inmueble no solamente se organizaban fiestas y exposiciones, sino que también servía de hogar para una veintena de artistas.
El alza de los precios del alquiler en la zona de Silicon Valley es constante y notable. Estas fórmulas de espacio creativo y vivienda son frecuentes no solo en Oakland, sino también La Misión, el antiguo barrio latino de San Francisco donde los artistas se concentran.
El País/Reforma