Jaime “El Bronco” Rodríguez está convertido en la más prometedora pifia política rumbo al 2018.
El gobernador independiente de Nuevo León está cosechando masivamente un creciente rechazo popular -le digan lo que le digan sus redes- porque hasta hoy es incapaz de articular el gobierno ideal que prometió.
Baste asomarse a la última ocurrencia de su gobierno, el llamado “Impuesto a la Carne Asada”, que no es otra cosa que un gravamen al uso del carbón.
¿Tiene acaso una remota idea el gobernador de Nuevo León de que un impuesto al uso del carbón a quienes más dañaría es a los que menos tienen, que son los que a falta de estufa y gas cocinan en anafres con leña?
Pero ese es el signo de un gobierno de desilusión tras desilusión, rebasado en resultados por otros gobernadores o gobernadoras que tomaron posesión más o menos en las mismas fechas, y que hoy le entregan mejores cuentas a sus ciudadanos.
“El Bronco” está desorbitado en un ego hinchado que siente que, si pudo consumar la hazaña de ser gobernador independiente en Nuevo León, puede ser Presidente de México en el 2018.
Y de la mano de su gurú digital, Guillermo Rentería, está más dedicado a dar conferencias sobre las maravillas de su exitosa campaña electoral del 2015 que en gobernar y entregar buenas cuentas a los nuevoleoneses.
Bajo esa premisa, en los hechos ya dimitieron seis de siete de los integrantes del llamado Consejo Ciudadano que vigilaría posibles actos de corrupción.
Y lo mismo sucedió en el Consejo de Seguridad, en el que siete de veinte integrantes ya le pusieron la renuncia sobre la mesa.
No quieren ser cómplices de un gobernador que promete abatir la inseguridad, cuando en los hechos las cifras dicen lo contrario.
Nadie quiere ser tapadera de un mandatario que dice que va contra la corrupción, cuando minimiza la compra millonaria, a precio alzado, de cobijas navideñas.
Pero sobre todo que es incapaz de perseguir las corruptelas de su antecesor, con la contundencia que lo prometió en campaña o con la eficiencia que ya lo hace, por ejemplo, su homóloga de Sonora.
Tampoco es un secreto es que al interior de su gobierno las disputas de gabinete están a la orden del día. Los tres o cuatro que se dicen sus más cercanos ya ven en mayo a su jefe renunciando para irse a la campaña presidencial, y pelean desde hoy su derecho al interinato.
Pero el hecho más contundente es que la paciencia se está agotando en aquellos que con seriedad se le sumaron a la causa, comprándole aquello de que venía a gobernar de verdad. Mentiras.
En un año de gobierno “El Bronco” presidencial se ve débil en combatir la corrupción… asómese al tapado Cobijagate; dijo que no al Monterrey VI… y vea como ya lo alinearon; prometió que la raza que paga, manda… y la obligó a pagar el Metro en domingo.
Y juró que no elevaría impuestos y ahora hasta hacer una carne asada, sin pagar el impuesto correspondiente, calificará como delito fiscal. ¡Ajúa, raza!