Adicción al soborno.
Juan Manuel López García.

“Los seres humanos se pervierten no tanto por el caudal de riqueza, como por el desvelo de ese caudal; pues, con razón, se dice que la usura es el origen de todos los males. Un mal que más que ajusticiar hay que curar” Manolo

En México es tanta la incultura que siempre se ha pensado que la política es exactamente lo opuesto a la moral. Jesús González Pérez, uno de los más ínclitos juristas españoles, en su libro Corrupción, ética y moral en las administraciones, narró en una conferencia en la UNAM, como miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, en el coloquio que siguió a su disertación, la primera pregunta que le hizo un profesor fue, cómo era posible que pudiera existir una Academia con ese título dada la absoluta incompatibilidad entre moral y política.

Es evidente que existe una moral interna en la que el Derecho interfiere y es difícil de regular porque los motivos interiores o la inferioridad del acto tiene que ver con la conciencia de lo que es bueno o es correcto, su carácter es subjetivo y unilateral, en cambio, el Derecho regula la conducta externa o exteriorización de los actos, conductas que se encuentran regidas como normas jurídicas.

El caso es tal que, la realidad está ahí. No se puede omitir. Cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interior bruto mundial. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se calcula que en los países avanzados se pierde, debido a la corrupción, una cantidad de dinero diez veces mayor que la dedicada a la asistencia oficial para el progreso. Desde luego, la falta de rectitud y honradez es tan notoria en ocasiones que nos deja verdaderamente abatidos ante situaciones que nos llevan al sufrimiento y al dolor. Sin duda, el entorno no puede ser más desolador: hay muchos pueblos, ciudades y gente, que sufre mucha envida, mucha venganza, mucha mundanidad espiritual y mucha corrupción. Pero todo este ambiente se derrumbará por sí mismo, pues no hay penuria mayor que caminar por la vida hambrientos de dignidad.

Obvio no es la excepción Oaxaca, estado del sureste de México, que de en sí en es región limitada en recursos económicos, que una banda de forajidos asestaron el mayor de los crímenes, al disponer del dinero del erario bajo la batuta de Gabino Cue, ex gobernador, y que muchos de sus colaboradores, como el que fue director de CAO (Caminos y aeropistas de Oaxaca) arquitecto Guillermo Martinez, simulara obras, que tan sólo en la región de Ixtepec, se hizo en dos de ellas, de la cantidad de 22 millones de pesos, que una estaba ya realizada y la volvió a documentar y en la otra la hizo por administración directa, cuyas ganancias fueron a su bolsillo. Eso es para muestra de la madeja de sobornos que fue proclive el susodicho ente inmoral.

Soslayando que la decencia es lo que nos acrecienta un espíritu ético y, a la vez, crítico; que es el que nos hace estar bien con nosotros mismos, llevándonos a rechazar cualquier tipo de violencia. Por el contrario, los caminos que conducen a la insatisfacción se pueden tornar radicales y finalmente en fanatismo e intimidación. La ciudadanía a menudo cree que está a merced de esa fuerza engañosa y que es solo una manera de cohabitar. Sin embargo, cada sociedad, cada sector y cada ciudadano se beneficiarían de otra atmósfera más digna, de unirse contra esta podredumbre de la cotidianeidad. Este año, siguiendo esa atmósfera de alianzas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina de Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC) han aunado fuerzas en la campaña internacional contra la corrupción, centrándose en cómo la perversión tiene un impacto en la educación, la sanidad, la justicia, la democracia, la prosperidad y el bienestar.

Precisamente, la campaña internacional conjunta de 2016 se centra sobre cómo esta energía depravada es uno de los mayores impedimentos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Ojalá tomemos conciencia de ello, y esas personas que hoy tienen autoridad sobre otros, sea económica, política o religiosa, recapaciten y antepongan la grandeza de la honestidad sobre todo lo demás. ¡Bravo! a la Comisión Europea, imponiendo sanciones, a una serie de entidades crediticias por prácticas abusivas, pactando los precios de productos derivados de tipo de interés en euros, lo que viola las normas antimonopolio de la Unión Europea. Asimismo, bravo! por esa ciudadanía que se manifiesta y protesta contra la corrupción política. De pena. Por cierto, ya en su época, Francisco de Quevedo, diagnosticó sobre el trastorno: Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.

Ciertamente, causa indignación ver cómo todo se degenera, cómo la corrupción penetra y nos deja un sabor de inmoralidades a su paso. Bajo esta plaga extensiva, tanto las instituciones como el Estado de Derecho se resienten y no podemos disfrutar de ese virtuoso ánimo democrático, que nos dona confianza para exponer los problemas y, así, poner los medios entre todos para resolverlos.

En cualquier caso, nunca debería ser tratada tan solo como delito. Sino abordarla mas como un problema de estética humana, que exige revisión del alma, puesto que es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos la adicción al soborno.

Jugadas de la Vida

La preparación de la Biblia demoró más de 1,600 años. Se cree que Jesús hablaba arameo. El diluvio duró 40 días.

Agradezco lectura y opinión a este artículo “Adictivo” al correo: ldojuanmanuel@hotmail.com

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