La encarnizada disputa entre Mario Félix Pacheco y su compadre incómodo Jenoé Ruiz, por el control de la sección 35 del sindicato de la SSO, provocó la segunda “huelga loca” más prolongada en el área de salud pública. Este paro duró poco más de dos meses, pero en los tiempos del nefasto secretario Germán Tenorio, con el mismo “gato Félix” al frente, interrumpieron las labores casi tres meses.
Mario quiere ser reelecto y Jenoé, de la mano de los grupos más depredadores de la COCEI de Juchitán, pretende por tercera ocasión, manejar este sindicato. Además del dinero ilícito para los dirigentes y la intentona de convertir la sección 35 en otra mafia tipo cartel 22, son las causas de tanta suspensión de actividades.
Los dos lidercillos ávidos de poder y dinero para su beneficio personal, antes que buscar beneficios laborales, han caído en las mismas tentaciones del sindicalismo corrupto y devastador. Esta es la causa de que muchos trabajadores de la SSO miren con desconfianza cómo se incuba el huevo de la serpiente en su sindicato.
Las intenciones de esta dupla son: eternizarse en el poder y seguir enriqueciéndose con los porcentajes que reciben para avalar sobreprecios en la adquisición de uniformes y del equipo que compran para el sindicato. Algunos empleados comentan que el soborno mayor lo reciben por hacerse de la vista gorda ante la rapiña de los altos funcionarios.
LO que más molestó a los trabajadores de la SSA fue que mientras cerraban los hospitales y se ganaban mentadas de madre del pueblo, el gato Félix y Jenoé protagonizaban el triste espectáculo de la rebatiña. Un ejemplo fue la trampa que le tendieron a Rodolfo Martínez dirigente regional en el Istmo e incondicional de Jenoé. Dicen que este médico cándido y su fiel Ricardo Nagoya cayeron en una trampa. Aceptaron hablar en un restaurante con el mercenario de la sección 22 del SNTE, el famoso Chico Pelón, Francisco Villalobos. Les tomaron la foto y divulgaron que “los tentáculos del cartel 22 están infiltrados” en el sindicato de salud. La respuesta de los seguidores del “gato Félix” fue contundente contra los lisonjeros de Jenoé.
La “huelga loca” causó gran malestar entre el pueblo. Cerrar tanto tiempo 36 hospitales regionales, 500 clínicas y centros de salud urbanos y rurales de toda la entidad, no es cosa menor. Además del coraje popular por las carencias en hospitales públicos a causa del saqueo del siglo en la SSO, el enfurecimiento social fue directo contra los trabajadores por acción tan irreflexiva y abusiva. Su movimiento no benefició en nada a los trabajadores pero sirvió para exhibir la miseria humana de Jenoé y el “gato Félix”. Atentaron contra la vida de los oaxaqueños más empobrecidos y, al final, la Secretaría de Salud exhibió su huelga como una gran trapacería.
Al “gato Félix” le dijeron que sí les pagarían en especie 7000 pesos por cada uniforme. Luego le dijeron que “siempre no”. Le restregaron en la cara su corrupción al inflar la lista de supuestos trabajadores que recibirían uniformes de trabajo y aprobar sobreprecio. La misma directora del Recursos Humanos de la SSA, lo evidenció. Le dijo que la mitad de los 120 millones de pesos que pedía en efectivo, era más que suficiente para pagar los uniformes y de mejor calidad. El “gato Félix” no dijo ni pío. Tampoco les pagaron los uniformes con vales de despensa, como les prometieron.
Como buen gato regresó con la cola entre las patas. El pasado martes, el nuevo gobierno lo forzó a levantar la “huelga loca” ¿bajo qué condiciones reales? Supuestamente le van a pagar los uniformes pero no se sabe si al precio que pretende el “gato Félix” o al que dijo la SSA.
Así, vituperado y exhibido, el dirigente de la sección 35 levanta la huelga sin que sus representados hayan obtenido algún logro.
PRIMER APLAUSO
Aunque con la salud mermada, la nueva Secretaria de Salud, Gabriela Velásquez Rosas, se cuelga la primera victoria en base a la razón y su autoridad moral. Reencauza al orden a un sindicato infecto que requiere de una urgente profilaxis en su dirigencia. Pero doña Gabriela no tiene la batalla ganada. Le acaban de meter una cuña en la dirección de Servicios a la Salud. Esta área siempre ha estado bajo la férula del titular de la SSO. Al ser divididos los mandos, generan confusión.
EL SALTO DEL CHAPULÍN
¿Recuerdan al que reclamaba “el pendientito” que le debía Ulises Ruiz? Dicen que don José Luis Echeverría sigue en las mismas. Desde hace un año renunció como titular de la Policía Municipal pero sigue cobrando su chivo, tiene doce policías a su servicio, dos camionetas oficiales, gasolina y hasta armamento de uso exclusivo de la policía.
Lo peor es que dejó en su lugar, para que le siga cuidando las espaldas, a Edwin Hernández, un improvisado en cuestiones de seguridad pero, según comentan sus propios subordinados, está en contubernio con los comandantes de sector para extorsionar a los raterillos de baja monta.
Con un presupuesto de casi 30 millones de pesos, la policía municipal, es un verdadero desastre. Esto significa que la capital está a merced del hampa.
Edwin, dicen, tiene cerca de 200 agentes comisionados. Cuidan a Echeverría y a otros influyentes del gobierno municipal, mientras la ciudad es “vigilada” apenas por unos 300 que se turnan cada 24 horas. A eso se debe que, cuando hay una llamada de auxilio, la policía nunca acude. Lo peor es que apenas tienen en circulación doce camionetas, el resto de las patrullas están fuera de circulación.
Pero la corrupción que prohija el heredero de José Luis Echeverría, no termina allí. Es evidente el desvío del presupuesto. Sobrefacturan por reparación de patrullas, compra de llantas y refacciones. Dice la tropa que el pasado 5 de junio, el “jefe” Edwin les ordenó trabajar 48 horas. A cambio les ofreció tres tortas al día a cada uno. A la mayoría de los uniformados les dio diarrea por la mala calidad del alimento. Su sorpresa fue mayor cuando se enteraron que el tal Edwin facturó 600 mil pesos porque supuestamente dio de comer a la tropa los días 4, 5 y 6 de junio.
Dicen que a pesar del presupuesto federal, los policías no tienen adecuado equipo anti-motín, cargan obsoletos chalecos antibalas que pesan 40 kilos que los hace inmovibles y porten pistolas viejas, revolver calibre 38 cuyas cachas tienen que amarrar con cinta adhesiva. Vaya herencia que le van a dejar al edil electo Hernández Fraguas.