Sabedores de que, solo un gobierno con fuerza moral, puede llamarlos a cuentas, el ex secretario de Administración Alberto Vargas Varela -motejado chachalaco- y su pandilla, urdieron una trampa para hacer caer a su sucesor Javier Villacaña.
En el último momento de poder, cesaron a nueve delegados sindicales identificados como los más severos detractores de la corrupción de su líder sindical Noel Cruz Pinacho ¿Por qué solo a los nueve y no a los 52 delegados que encabezaron el bloqueo de Ciudad Administrativa, con más de dos mil empleados?
La parte patronal y el líder sindical encontraron el momento propicio para sacudirse a los que se atrevieron a cuestionar la complicidad de su dirigente Pinacho con el chachalaco para robarse 177 millones de pesos de su fondo de pensiones más 50 millones que depositaron en su caja de ahorro los trabajadores de áreas descentralizadas como IVO, DIF y la Comisión del Agua.
Esta es la causa que movió a los 52 delegados para tomar Ciudad Administrativa. Lo que más enfureció al chachalaco fue cuando descubrieron que se quedó con el dinero que debió haber depositado al fondo de pensiones y a la caja de ahorros que aportaron los empleados cada quincena. El chachalaco y su pandilla se fueron y nadie sabe en la chequera de quien quedó el dinero.
Les provocó tal inquietud la movilización de los burócratas que el chachalaco ordenó a Filemón Pablo Castellanos, presidente de la caja de ahorro de las áreas descentralizadas que les pagara de inmediato. Incumplió porque el dinero se lo escamotearon.
COARTADAS
La treta es clara: enfrentar al nuevo Secretario con el sindicato de burócratas porque los 52 delegados están decididos a no aceptar el cese de sus 9 compañeros y Pinacho amenaza con movilizar a sus seguidores si la parte patronal no hace el trabajo sucio, es decir, destituirlos. La artimaña es poner a Villacaña entre los dos bandos para debilitarlo y se olvide de rastrear la colosal corrupción del chachalaco y su pandilla.
Pero la intriga va más allá, según me dicen. En caso de que la habilidad política de Villacaña logre sortear el asunto de los cesados, tiene otra coartada enfrente. Algo así como un plan.
Me dicen que el dirigente sindical, el director de Recursos Humanos José Juan Pérez Maya y el de Administración, Pablo Arturo Negrete, cuatro días antes de concluir el sexenio realizaron lo que llamaron “gran venta navideña” y ofertaron 200 bases. Obvio, todo con la decisión del chachalaco. Acordaron con sus clientes” cien mil pesos al firmarles un contrato de empleo y otros cien mil en febrero próximo cuando obtenga sus plazas. Dicen que la que operó las ventas fue la señora Bárbara Rugeiro. Algunos testigos me indican que los cien mil pesos del engancha por cada plaza de trabajo, los recibían en sus propias oficinas Pérez Maya y Bárbara quien fungía como su secretaria particular.
La treta está en lo siguiente: Dado que en el negocio participa Cruz Pinacho, este involucró a su sindicato. Es decir, en la primera negociación laboral con Villacaña que será en enero o febrero próximo, pretenden obligarlo a que firme esas 200 bases. Me informan que Pinacho ha incluido este punto como petición prioritaria. Ya se frotan las manos, les urge concluir el último negocio de 40 millones de pesos que es lo que les dejaría la “preventa navideña” de las 200 plazas.
Para lograr su objetivo tienen el siguiente plan: poner en jaque al nuevo secretario de administración. En caso de que no aceptara el sindicato, o mejor dicho, la parte sindical que sigue aún a Pinacho, pretenderían moverle el tapete.
Otro punto que complica sobremanera el arribo del nuevo secretario Villacaña es que los delegados cesados han logrado gran respaldo de las bases. Saben que la toma de Ciudad Administrativa fue una decisión mayoritaria para reclamar su patrimonio -sus ahorros y su pensión-. Es más, han hecho circular en las redes que en una plenaria de delegados del sindicato de burócratas del gobierno del estado, “alzaremos la voz para que no cesen a ningún compañero”. Así que, aunque Pinacho insista, el cese será imposible. Podrían reaccionar amenazadoramente pero si la habilidad de Villacaña se impone, se sacaría un as de la manga: la denuncia contra los responsables del colosal robo de las pensiones y los ahorros de los burócratas ¿se atreverá?
De tan insaciables, el chachalaco y su pandilla, con mucha antelación planearon el saqueo. Elaboraron| tan bien el atraco que hasta intentaron reformar la ley del servicio civil para los empleados del gobierno del estado, pero no les dio tiempo. Pretendían que la reforma dijera: si, por alguna razón, el fondo de pensiones no tenga recursos suficientes, el Ejecutivo entraría a su rescate.
El litigio que viene se ve muy embrollado.
EL SALTO DEL CHAPULÍN
La corrupción tan inmensa en las esferas del gobierno no puede tener otra explicación: Si la cabeza (del gobierno) está tan torcida, los pies no pueden estar bien.
Pasa en la Secretaría de Salud. Si el secretario Germán Tenorio robó tantos miles de millones con la complicidad de Jorge Castillo y Enrique Arnaud Viñas, que el líder sindical Mario Félix Pacheco no podía estar alejado de tales desvíos.
Lo pillaron inflando precios y número de uniformes de trabajo. Por esta razón le han dado atole con el dedo. Le dicen que a sus representados les pagarán 7 mil pesos a cambio del uniforme, pero no les dicen cuándo. Sus bases hacen mofa de su torcido liderazgo. Ejemplo: en el hospital del niño no atendieron el fin de la “huelga loca”. Hasta ayer regresaron a trabajar pero como en la SSO todo está enviciado, no aceptaban el relevo de la directora Dinora Isabel por la doctora, Rocío Arias. La delegada sindical y otros “grillos” temen que esta galena ponga fin al robo de medicamentos y equipo de ese nosocomio.
Otro reclamo contra el “gato Félix” es la venta que hizo de las recientes bases. Hizo a un lado a médicos y profesionales de diversas áreas de salud y propuso a sus familiares, incondicionales y otros neófitos en cuestiones de salud. La SSA dijo a los inconformes que la sección 35 hizo sus propuestas en base al activismo sindical, no a la antigüedad ni al profesionalismo de los trabajadores.