Lo que le faltaba a Andrés Manuel López Obrador para ir cerrando el círculo de sus preferencias ya se está dando, está cuajando, y es en el extranjero.

Los influyentes inversionistas internacionales, aquellos que con una declaración cimbran mercados, desploman o inflan precios de acciones y de monedas, dicen que el virtual candidato de Morena sí es una opción para ganar la presidencial del 2018.

Un análisis publicado por la revista Forbes advierte que López Obrador comienza a ser visto por la comunidad internacional como alguien que ya moderó su discurso económico, planteando recetas ortodoxas que son bienvenidas.

Los analistas financieros internacionales dicen valorar la certidumbre y la claridad de sus planteamientos en materia económica, como el de cuestionar severamente el alza en la deuda pública, un asunto que ya redujo la calificación de los papeles mexicanos.

Más aún, al que llaman “el nuevo López Obrador”, al que califican como alguien muy distinto al 2006 y al 2012, lo comparan ya con el brasileño Luis Inácio “Lula” Da Silva, en sus días de candidato presidencial en la antesala del triunfo.

Es el Lula que después de dos intentos fallidos y radicales por alcanzar la Presidencia de Brasil, le puso silenciador a sus planteamientos ruidosos y se instaló como una corriente de izquierda nada extremista, sino moderada.

Y así ven al nuevo López Obrador. Como alguien que ya entendió que los profundos cambios que México necesita no se van a hacer desde una postura ni radical ni confrontadora, sino desde los acuerdos y las alianzas.

Pero lo significativo de esas percepciones de los inversionistas internacionales tiene su contraparte, y esa es que con sus posturas los analistas evidencian que cada día ven más lejano que un candidato del sistema, léase PRI o PAN, se instale en Los Pinos en 2018.

Por eso no solo ven con distinta mirada a López Obrador. Porque su óptica está influida por los resultados electorales del pasado 5 de junio, por las evidencias de las fracturas internas en el PRI, PAN y PRD, que si no se corrigen a tiempo jamás producirán candidatos sólidos con potencial ganador.

Más aún, las visiones optimistas sobre López Obrador sin duda están influidas por el fenómeno de Donald Trump en los Estados Unidos.

Un candidato que a contrapelo, antisistémico, se impuso frente a la sorpresa de aquellas mayorías ilustradas que no le concedían ni siquiera alcanzar la candidatura del Partido Republicano.

Por eso la reingeniería óptica sobre elpresidente de Morena. Porque vista la falta de resultados con el pobre retorno del PRI a Los Pinos, la escalada insostenible de corrupción e impunidad y los magros resultados económicos, aquel que anuncia una revolúción pacífica es visto hoy como su “darling”. Y ese ya es el tabasqueño.