Con mejores reflejos que el gobierno mexicano, Carlos Slim logró ya un encuentro con Donald Trump. El hombre que disputa el título del más rico del mundo y el Presidente electo de los Estados Unidos se sentaron a la mesa el pasado fin de semana en Florida.

Es un encuentro curioso, considerando que Slim cuestionó seriamente la candidatura del republicano y censuró sus propuestas, al tiempo que Trump le respondió de manera agresiva al más acaudalado de los mexicanos y principal accionista individual de The New York Times.

Pero negocios son negocios,y el dinero habla con el dinero. Los dos magnates zanjaron en una cena en la residencia Mar-a-Lago sus aparentes diferencias.

Los escuetos informes de la reunión los conocemos por los tuits de la cancillería del Grupo Carso, que comanda Arturo Elías Ayub, quien dijo que el encuentro entre su suegro y Trump fue bueno para México y para los mexicanos.

Por esos días también se habría dado un encuentro entre los trumpistas y Luis Videgaray, el hombre de más confianza para el presidente Enrique Peña Nieto.

Sin investidura oficial de por medio, Videgaray es muy bien visto dentro del círculo familiar de Trump por su relación con el yerno del próximo presidente, Jared Kushner.

De hecho se especula que fue Videgaray quien a través de Corey Lewandovski –jefe de la campaña de Trump- cabildeó la reunión con Slim, convirtiéndose en uno de los consiglieri entre los dos peculiares magnates a los que les gusta el poder mas allá del dinero.

Por eso se volvieron a despertar las posibilidadesde que Videgaray fuera llamado de nuevo al gabinete. Lo decíamos el pasado 5 de diciembre, cuando advertíamos que el exsecretario de Hacienda podría convertirse en el tercer secretario de Relaciones Exteriores.

Decíamos entonces que la hoy canciller Claudia Ruiz Massieu podría ser enviada a la Secretaría de Desarrollo Urbano y Territorial.

Pero la muerte de Rafael Tovar y de Teresa abrió la posibilidad de que Claudia pueda despachar en la Secretaría de Cultura. La decisión –difícil pero no imposible– está en la mesa presidencial.

De consumarse, tendría que implementarse en los primeros días del año, para que a la toma de posesión de Trump el 20 de enero ya acudieran juntos el presidente Peña Nieto y el flamante canciller Videgaray.

Pero está claro que hoy por hoy el exsecretario de Hacienda es el mejor enlace mexicano con el nuevo y controvertido Presidente de los Estados Unidos.

Y si su reinserción en el gabinete se consuma, lo mismo sucederá con su reinserción en la lista de quienes pueden aspirar a la candidatura presidencial del PRI para el 2018.

Por lo pronto, si es verdad que Videgaray influyó para sentar en la mesa a Slim con Trump, apuesten a que el favor diplomático con otro favor se pagará.

Y sin duda, las utilidades que las constructoras de Slim generarán con la edificación del nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México darán, y de sobra, para apuntalar la campaña presidencial del PRI 2018.

Sobre todo ahora que el tricolor ya no tiene –como en 2012– las tesorerías estatales ni de Nuevo León, Veracruz, Tamaulipas, Quintana Roo, Chihuahua, Durango… y para el 2017 tampoco la de Coahuila.