Cuando sentimos alguna molestia en los ojos, generalmente pensamos que se trata de alguna infección pasajera que se resolverá con un par de gotas y cuidados. Pocas veces consideramos que podría tratarse de un problema más grave que a la larga nos cause la pérdida total de visión.
Uno de esos problemas es la uveítis, una enfermedad hasta ahora considerada rara y que tiene impacto a nivel mundial.
¿Qué es la uveítis?
La uveítis es la inflamación de la úvea, es decir, del conjunto interno de capas que hay en nuestros ojos, que abarcan el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. Se clasifica principalmente en dos tipos: la uveítis infecciosa y la no infecciosa.
La primera es, como su nombre lo dice, causada por una infección en el ojo y con un tratamiento correcto puede ser erradicada.
La segunda, en cambio, es causada por diversos factores como:
Predisposición genética
Tabaquismo
La presencia de alguna enfermedad autoinmune
Una cirugía o un golpe en el ojo
La uveítis no infecciosa es la principal causa prevenible de pérdida de visión y debido a la variedad de síntomas, puede ser difícil de diagnosticar.
Señales de alerta
Según la Doctora Stephanie Voorduin Ramos, Jefa del Servicio de Uveítis del Hospital Nuestra Señora de la Luz, no existe un conjunto de síntomas específicos que indiquen que se padece uveítis no infecciosa, ya que en la mayoría de los casos, los síntomas varían entre un paciente y otro. Sin embargo, algunas de las señales de alerta más comunes son:
Ojo rojo
Dolor ocular
Sensibilidad a la luz
Manchas flotantes en el campo de visión
Disminución de la calidad visual
Muchos de estos síntomas, indica Voorduin, son resultado de la propia inflamación, pero hay otros que se atribuyen a complicaciones de la enfermedad, como el glaucoma y el desprendimiento de retina. Así mismo, agrega que los síntomas pueden presentarse en un solo ojo, en los dos o pueden atacar a un ojo y luego al otro.
Puede presentarse a cualquier edad, tanto en hombres como en mujeres, aunque es más frecuente en personas de entre 20 y 59 años.
Consecuencias a largo plazo
La pérdida de visión es la consecuencia más perjudicial de la uveítis no infecciosa, ya que afecta directamente la calidad de vida de quienes lo padecen, imposibilitando actividades cotidianas como trabajar, conducir o caminar solos por la calle.
“Un diagnóstico tardío es la principal causa de estas complicaciones”, advierte Voorduin.
Formas de tratamiento
La Doctora Voorduin Ramos, asegura que los tratamientos dependen de la situación de cada paciente, aunque los corticoesteroides son el principal tratamiento actual. Desafortunadamente, el uso de este tratamiento está ligado a un gran número de efectos secundarios negativos, como glaucoma o cataratas. Sin embargo, investigadores han probado nuevas opciones de tratamiento con fármacos biológicos que no tienen el impacto negativo de los esteroides.
“Se recomienda seguir el tratamiento por al menos dos años, ya que esta enfermedad no se cura y en algunos casos, puede tener nuevos brotes”, concluye la experta.
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