Con el 15 de mayo llegó la hora de la verdad en la negociación que sostiene el gobierno del estado con la Sección 22 del SNTE desde el pasado 7 de diciembre y que hasta ahora no ha arrojado ningún resultado concreto. En ese sentido se esperaría, por el bien de la educación y de la estabilidad social de la entidad, que tanto los funcionarios del gobierno como la dirigencia sindical dejen a un lado el protagonismo y las poses mediáticas asumidas durante poco más de cinco meses y se aboquen sin más dilación al tratamiento de los asuntos de trascendencia para el sector y para la sociedad.
La etapa de la negociación que se inaugura cada año con la marcha del Día del Maestro exige que líderes y funcionarios dejen a un lado la superficialidad de sus planteamientos y la ambigüedad de sus repuestas. La experiencia demuestra que este tipo de actitudes sólo enrarecen políticamente el ambiente y han conducido a la radicalización de la postura de los trabajadores de la educación. Por eso, hoy es evidente que los problemas que afectan la educación en Oaxaca, y que tienen mucha relación con los planteamientos de los maestros, requieren atención urgente y de fondo.
A unas horas de que los maestros inicien la valoración de las repuestas otorgadas a u pliego petitorio presentado el primero de mayo, la pregunta que nos hacemos es ¿cómo logrará el gobierno del estado conducir a buen puerto la negociación si las circunstancias que viven actualmente algunos funcionarios del IEEPO han cancelado totalmente su capacidad de interlocución con la Sección 22? Por su puesto que no hace falta tener una bola de cristal para saber que el reciente escándalo de corrupción protagonizado por el Oficial Mayor, Gilberto Gamboa Medina (con fotografías de los hechos denunciados), le ha despojado de autoridad moral y credibilidad para “sentarse” a revisar con la dirigencia del gremio magisterial los problemas que aquejan al sector educativo. En este caso en particular, no debemos olvidar que la corrupción es un agravio que los maestros ya no toleran y que seguramente pondrán sobre la mesa.
Por si no fuera suficiente el caso de corrupción del Oficial Mayor del IEEPO para demeritar y debilitar en la llamada “mesa de diálogo” con la sección 22 la imagen de un gobierno que ha ofrecido el ejercicio honesto de la función pública, en esta ocasión pesan también los acuerdos emanados de recientes asambleas estatales, en el sentido de solicitar la salida del Director General de la institución, Germán Cervantes Ayala y el desconocimiento del Subdirector de Servicios Educativos, Julián Luna Santiago, ambas figuras fundamentales en el equipo de negociación del gobernador. El cargo del primero explica por sí mismo su importancia y, en el segundo caso, se trata del funcionario responsable de los asuntos administrativos y pedagógicos de todos los planteles escolares a cargo del IEEPO.
Pero desafortunadamente para el gobernador del estado, para los propios maestros y para la sociedad, el adverso panorama generado desde el interior del mismo IEEPO se ha visto reforzado con la reciente designación de Carlos Santiago Carrasco como Delegado de la Secretaría de Gobernación en el estado. Sin lugar a dudas, Carlos Santiago ha sido enviado por el gobierno federal para apuntalar la alicaída reforma educativa representada en Oaxaca por Germán Cervantes Ayala y un grupo de funcionarios gabinista que todavía permanecen en la estructura del IEEPO. Como es de sobra conocido, este ex funcionario gabinista, de marcada proclividad hacia la Sección 59, operó junto con el tristemente célebre Moisés Robles, el desalojo del IEEPO ocurrido en julio del 2015, lo que a la postre le valió ocupar la Secretaría General de Gobierno.
Así el escenario para esta etapa de la negociación con la Sección 22, el gobernador del estado deberá encontrar pronto la manera de cubrir los agujeros que sus propios funcionarios abrieron en el equipo de trabajo que debería sacar adelante esta responsabilidad. El momento exige congruencia entre el discurso y los hechos.