En el paquete de 13 reformas legales que AMLO presentó ayer para que los senadores y diputados de Morena las promuevan en el próximo periodo de sesiones del Congreso, ninguna confirmaría el temor de cierto sector de gente adinerada que ve con inquietud, inclusive con pavor, la llegada de un gobierno de izquierda. No hablan las reformas de expropiaciones de casas y ranchos o de congelación de cuentas bancarias. Si pudieran ver más allá de sus prejuicios, se darían cuenta de que algunas les convienen. ¿No han estado pidiendo que los presidentes corruptos sean encarcelados, como en otros países? Eso propone AMLO al Congreso, y también la terminación del fuero. ¿No se quejan de los altos funcionarios del gobierno, diputados, senadores incluidos, que ganan una fortuna sin trabajar? Es otra iniciativa de AMLO. Se va a bajar el sueldo a la mitad (alrededor de 70 mil pesos mensuales) y ningún funcionario podrá ganar más que él. La medida sería aplicada a los tres poderes de la Unión. Falta ver la reacción de los ministros de la Suprema Corte, que se meten al bolsillo alrededor de 6 millones de pesos al año. En cuanto a los salarios de los trabajadores, pueden, los asustadizos, estar tranquilos. AMLO consultará, antes de aumentarlos el próximo diciembre, al sector empresarial y al Banco de México, no vaya a suceder que pagar 100 pesos al día como mínimo vaya a desatar la inflación. Hay otra propuesta que debería infundir paz mental a ese pequeño sector acomodado de la población: AMLO se someterá a revocación de mandato. Si la gente no está de acuerdo con su trabajo hacia la mitad del sexenio, dejará su cargo. Duerman tranquilos.
La Jornada / Dinero / Enrique Galván Ochoa