El Foro de Pacificación en Ciudad Juárez expresó muchas cosas.

Una de ellas es la actitud con la que se enfrenta el virtual presidente electo al problema de la pacificación. Otra es la reiteración hacia el papel de la víctimas, tan ignoradas en estos años. Y finalmente el número de desaparecidos reconocidos por la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

Es estremecedor el país en el que nos hemos convertido.

En su mayoría, estoy de acuerdo con Olga Sánchez, quien podría saber, en mi opinión, cuál es la clave más importante de la perspectiva futura de este país.

Son muchas las causas que explican cómo pudimos llegar hasta aquí. Pero, sobre todo, hay unas palabras que se repiten para muchos: “La víctima llega tarde a la justicia”, es como el bálsamo y la fórmula para salir de donde estamos

Resulta estremecedor el parangón que nos ofrece Ciudad Juárez, que llegó recuperada y, a su vez, ha sido una de las capitales más violentas del mundo. Antes de que comenzaran los foros, esta capital fue testigo del asesinato múltiple de más de diez jóvenes en una de sus muchas casas.

La justicia social y aquella impartida sobre la parte más débil de la sociedad mexicana, es el elemento clave de la reconciliación.

Me parece que el planteamiento humilde de la ministra en retiro desde un punto de vista omnicomprensivo, es un elemento importante por rescatar, por lo tanto que han afectado las limitaciones del gobierno para enfrentar el tema galopante de la violencia.

La seguridad se escribe con la certidumbre social y también con la institucional, el país ha carecido de ellas.

Hay imágenes y vídeos en las redes que estremecen y muestran hasta dónde hemos podido llegar. No es que nos matemos, es la saña con la que lo hacemos y casi el gusto con el que lo realizamos.

Hemos llegado a un punto en el que el país se juega su futuro en medio de una ola de corrupción, impunidad y sangre.

Los tres elementos están indesligablemente unidos. Y estos foros que comenzaron ayer, a lo largo y ancho del país, empezando en Ciudad Juárez, tienen la gran responsabilidad de escuchar a las víctimas y hacer un ajuste con las cuentas verdaderas de la violencia en el país, sin permitir que se abran los escenarios más terribles para las exigencias nacionales, por ejemplo, para las Fuerzas Armadas.

Cuando hablamos del número de desaparecidos, inevitablemente hay que pensar en el caso de Nuevo Laredo y sus teóricos responsables: La Marina.

El país no puede seguir aguantando más violencia. Acabar con ella no solamente es un problema de dialogo, también es uno de fuerza. La solución es la justicia y es fundamental encontrar los sentimientos sociales equilibradores que hasta ahora no hemos tenido.