REFORMA


Mayolo López

Cd. de México (12 julio 2020).- Hace 20 años, Vicente Fox sacaría al PRI de Los Pinos empujado por el entusiasmo colectivo, pero algunos opinan que la alternancia nunca llegó.

Porfirio Muñoz Ledo: “Fox no entendió bien”

Testigo privilegiado de la alternancia de hace 20 años, Porfirio Muñoz Ledo tiene un juicio implacable de lo que ocurrió después de que se materializara ese relevo en el poder.

“La alternancia que invocas -la del 2000- tiene un antecedente, que es el 97: nosotros terminamos con la hegemonía del partido, terminamos con el partido hegemónico que perdió en un órgano fundamental del Estado, la Cámara de Diputados. Para llegar a eso, los primeros designados para el Consejo General (del IFE) y el de la voz organizamos el Seminario del Castillo de Chapultepec, donde fuimos dando pasos en ese sentido y obligamos al Gobierno a que reconociera nuestra mayoría en la Cámara de Diputados, y en donde estamos juntos el PAN, el Verde (Ecologista), el PRD y el PT.

“Entonces, el gran paso adelante fue el reconocimiento, a pesar de que con todo lo trataron de bloquear; la Cámara de Senadores nos quiso desconocer -como si tuviera facultades-; Zedillo se negaba a parlamentar y fui electo presidente de la Cámara y le envié un mensaje que si no quería ir al Informe le íbamos a poner tache.

“Y allí empezó una historia nueva: era lógico que si en 97 ya habíamos derrocado al partido hegemónico, que hiciéramos lo mismo en 2000. Y creo que en lo fundamental estaremos de acuerdo: quien echó por la borda el avance democrático fue su propio beneficiario. Yo a estas alturas no quiero ofender a ninguna persona, pero quiero decir que Vicente no entendió bien lo que estaba pasando.

“Vicente pidió licencia al Gobierno de Guanajuato porque le encantaba estar en la campaña, pero después de la campaña no sabía qué hacer. Él desperdició esa alternancia, porque hizo exactamente lo contrario a un Gobierno democrático. He escrito que en épocas contemporáneas ningún Gobierno del PRI llegó tan lejos como el Gobierno de Fox en la violación de los principios democráticos…, le valió como dicen los muchachos”.

Muñoz Ledo aporta elementos: “el ejemplo absolutamente transparente es el desafuero de Andrés Manuel; un capricho por temor y que gracias a gentes más sensatas le impidieron seguir adelante. Y no se llevó a una colisión interna al País cuando le hicimos ver que tenía tres días para meter a la cárcel a López Obrador, ya que éste no iba a pedir la fianza”.

“Entonces, todo se le vino abajo, pero él dijo una frase célebre: ‘me ganaron pero al final me vengué’ ¿Cómo? En las elecciones más sucias que había tenido el País (las de 2006), porque cuando menos el PRI tenía una manera, si no disimulada, una técnica más depurada para la violación del voto. Esta gente arrolló con todo, puedo decir que las elecciones del 2006 fueron más descaradamente sucias que las que provocaron los levantamientos populares de 1988. Y prueba de ello es la manera tan lastimera como entró (a la Cámara de Diputados) por la puerta de atrás Calderón”.

Y sentencia: “fue un desperdicio histórico. Y por eso puedo decir que lo que cuenta finalmente es lo que hemos avanzado en la transición a la democracia, que se ha hecho a base de luchas, de leyes, a base de verdaderas convicciones democráticas; en realidad, la transición democrática vino a culminar en la elección del Presidente López Obrador, porque antes no lo habíamos logrado.

“En las elecciones sucesivas fuimos de nuevo, pero en 2006 se cometió fraude; en la elección de 2012, hay toda una imposición probada de Peña Nieto, tiene todos los datos el INE”.

Incisivo, Muñoz Ledo advierte, sin embargo, de la urgencia que hay de evitar, “como el peor de los males, la polarización política: para que un país pueda sobrevivir democráticamente es necesario elevar el nivel de consenso, es lo que sucede en todas las democracias avanzadas. Este es el momento de consolidar la transición democrática y creo que la polarización política a estas alturas resulta suicida y no debe ocurrírsele a nadie más, de un modo o de otro, falsificar el resultado de las elecciones”.

¿Qué es de la alternancia de hace 20 años?

¿Cuál alternancia? No hay alternancia, fue una falsa alternancia.

¿Y qué es de nuestra democracia?

Bueno, ya hubo una elección democrática que nadie discute: la primera elección de México, contemporánea, en donde nadie -ni en el en el País ni en el extranjero-, ha dicho una palabra contra la ilegalidad de la elección (de 2018).

La composición de las Cámaras es plural, vencimos esa época oscura que fue provocada por la cobertura corrupta o componendas parlamentarias para sostener a Calderón en el poder; se inició lo que se llama la partidocracia, donde se repartían puestos, asesores, moches, hasta lámparas y ceniceros.

Para Muñoz Ledo, “una gran prueba para la transición” asoma en los comicios venideros:

“Va a ser una verdadera prueba de fuego para la democracia mexicana. Necesitamos demostrar la solidez institucional y la conciencia democrática y evitar la polarización extrema que puede resultar suicida en la pandemia y en esta época de un vertiginoso desplome económico.

¿Se dilapidó el cambio que se logró en 2000?

No solamente se dilapidó… me parece una palabra suave, porque fue una arbitrariedad y un abuso. Las gentes son lo que son y deben actuar como lo que son, pero lo que es un extremo es que aquel que llega por un impulso democrático llegue como quien entra dando de tiros en una cantina.

Agustín Basave: Acabó con una decepción

El ex dirigente perredista Agustín Basave repasa los 20 años que han transcurrido desde que llegó la alternancia y observa una democracia débil y precaria.

“Sigue siendo una democracia precaria, endeble. La primera alternancia nos quedó a deber, la de Fox, y nos quedó a deber porque, al final de su sexenio, optó por vetar a la izquierda, entonces representada por López Obrador en el PRD, hizo una campaña sucia y lo frenó a la mala”, sostiene.

Alejado de la política partidista, inmerso ahora en el ámbito académico, Basave estima que “aquel sexenio que empezó con tantas expectativas democráticas acabó en una decepción, precisamente por eso, porque no permitió que se diera la segunda alternancia. Y, por cierto, ese veto a López Obrador le ha costado a México muchísimo, le ha hecho muchísimo daño a México.

“Si López Obrador hubiera sido Presidente de 2006 a 2012 habría sido mucho mejor Presidente de lo que es ahora porque habría llegado sin rencor, y sin revanchismo, y no sólo eso, habría tenido un Congreso opositor; habría habido un contrapeso, y no se habría dado la guerra contra el narco de Calderón.

“Y las medidas que impulsa hoy López Obrador -los abrazos y no balazos, programas y becas-, habrían tenido más eficacia, en todos sentidos y, por supuesto, hoy no estaríamos padeciendo este Gobierno autoritario y revanchista, vengativo”.

Figura prominente del Grupo San Ángel, Basave considera que la segunda alternancia -la que llegó con Enrique Peña Nieto- supuso “un desastre total, porque fue una regresión autoritaria y hoy se nos olvida; algunos creen que es López Obrador el que empezó a restaurar el autoritarismo mexicano; pero no, eso lo empezó Peña Nieto, Peña Nieto empezó a restaurar el autoritarismo, aunque sus estilos eran muy diferentes.

“La restauración del autoritarismo la empezó Peña, Andrés la está sublimando; pero como el estilo Atlacomulco es melifluo, de formas muy suavecitas -de cortejo, seducción, cooptación, de compra-, se veía más bonito pero igual de autoritario. Y ahora es de choque, es de madrazos y de polarización; pero a final de cuentas el efecto es el mismo.

Entonces, ¿que es de nuestra democracia?

Una democracia precaria, endeble, y si Peña había resturado el autoritarismo, ahora Andrés lo consolida. Y tenemos una democracia con instituciones débiles que han sucumbido en buena medida ante el Presidente.

El único contrapeso que tiene López Obrador es Trump. ¿Quién es el único que le puede decir que no?, pues Trump. Ahí lo tiene ahora viajando en un viaje ignominioso, absurdo, estulto.

¿Qué hacía Peña para evitar que lo criticaran en los medios?

Pues comprar a los medios, darles más dinero. ¿Qué hace Andrés? Echarles encima la jauría de las redes sociales, linchar a los que lo critican; entonces, la democracia mexicana sigue tan débil y tan incompleta, y la transición sigue trunca como desde antes,

La alternancia, ¿un cambio que se desperdició?

La primera alternancia se desperdició por ese error final de Fox de vetar a la izquierda encarnada en López Obrador. Y la segunda alternancia fue una regresión al pasado. Y la tercera, es el autoritarismo más claro, más obvio, más de polarización… han sido tres alternancias inútiles, o tres alternancias desperdiciadas.

¿ Y cuál fue la aportación del Grupo San Ángel en el trayecto hacia la alternancia de 2000?

El Grupo San Ángel fue una suma de desencantos. Ahí estábamos los desencantados del PRI, del PAN, del PRD; los desencatados del sistema, pero todos confluimos ahí y lo que logró el Grupo San Ángel fue una enorme capacidad de convocatoria, una gran fuerza mediática.

Y logramos que en la elección de 94 no hubiera el famoso “choque de trenes” y que no hubiera violencia; fue limpia aunque inequitativa. Ese fue el mayor logro de Grupo San Ángel.

Irónico, Basave dice que ahora que “se cumplen estos 20 años de la primera alternancia, haríamos bien los opositores en recrear un grupo San Ángel para articular una alianza opositora hacia 2021 y lograr que haya al menos el contrapeso de la Cámara de Diputados al Presidente; solamente un grupo de ese tamaño, de esa fuerza puede articular a los ciudadanos y generar esa alianza para el 2021. Hoy parece que todo mundo se reúne y platica y habla de una alianza pero todo está totalmente desarticulado”.

Tras un efímero paso por la representación del Gobierno de Chihuahua en la Ciudad de México, Basave se siente cómodo de figurar en la sociedad civil, “de donde nunca debí haber salido. Política partidista ya no; ahora hago política con mis artículos y mis opiniones, pero mi carrera política ya terminó”.

Santiago Creel: Se empezó una apertura

La alternancia del 2000 trajo consigo un inequívoco proceso de apertura política, plantea Santiago Creel Miranda.

Ex Secretario de Gobernación con Vicente Fox, Creel advierte, sin embargo, que hay riesgos de “perder lo mucho que se ha ganado” ahora con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

“El cambio que se produjo en el 2000 abrió una nueva etapa. Yo no veo los procesos políticos como una situación en donde llegas a un punto final, en donde acabas concluyendo en absolutos: todo bueno o todo malo. Son procesos y aquí se abre un nuevo proceso de apertura política, un nuevo paso en la democratización del País; en donde se empiezan a afinar algunos otros aspectos: hay avances en la transparencia, en el acceso a la información gubernamental y se afina lo concerniente a derechos humanos”.

Y resume: “se vive una nueva etapa desde el punto de vista de cambio político, y lo que se avanza es algo muy distinto a lo que acontecía en el régimen priista”.

Esa alternancia ¿en qué se tradujo?

Se tradujo en un avance considerable desde el punto de vista de la calidad democrática de los procesos políticos, en una nueva manera de ver al federalismo, a los derechos humanos y políticos; en la confección del andamiaje de órganos de autonomía constitucional. Y el poder hiperpresidencial se va democratizando, se va fragmentando y se va generando un mejor equilibrio, una descentralización del poder que desemboca finalmente en una democratización.

Se empezó a desencadenar un proceso de apertura real, no simulada, de la democratización del País, que corre por muchas vías: por la vía de la división de Poderes, empieza a modificarse la relación con los Gobiernos estatales y municipales, y con un enfoque de derechos humanos. Poco a poco todo esto ayuda al proceso de democratización del País, porque esto no se da por casualidad ni de una manera espontánea. No olvidemos que había un poder presidencial extremo con facultades metaconstitucionales.

¿Y dónde estamos?

Nuestra democracia está en este momento en riesgo, en riesgo de perder mucho de lo que hemos venido avanzando, porque lo que se busca es revertir muchos de los procesos alcanzados en el 2000, y parte de la batalla que está por delante es impedir esa reversión.

Están en riesgo la libertad de prensa, ni más ni menos, hasta contar con un árbitro electoral de fiar; una institución que defienda los derechos humanos de manera auténtica. Estamos hablando de logros que en su momento fueron cruciales para el proceso democrático, que hoy se empiezan a poner en duda o a intentar revertir

Organismos de autonomía constitucional que con mucho trabajo habíamos creado, particularmente los del área económica, se ponen en riesgo, y si esos órganos se ponen en riesgo es obvio que las probabilidades de reversión política están ahí.

Personaje clave en la conformación del Grupo San Ángel, Creel Miranda estima que ese colectivo encarnaba una “conciencia de renovación” que ayudó a materializar la alternancia.

“La idea principal era hacer un proceso de renovación y una reorientación del caminar político de México hacia una democracia; eso era lo que estaba en el fondo. ¿Cómo hacerlo? Lo más urgente era garantizar que las elecciones salieran bien, que se evitar ese choque de trenes, ese choque político interno que había sido gestado por el levantamiento zapatista y los magnicidios”.

Se evitó ese choque de trenes y seis años después llegó la alternancia. ¿Sí se cumplió con esa alternancia?

Se cumplió con el hecho de que la elección de 94 tuvo una mucho mejor calidad que la anterior, que había sido de 88, una elección sumamente sucia y muy cuestionada. Se cumplió con el primer objetivo de que la elección del 94 no fue una elección mayormente cuestionada, fue una elección muy inequitativa en condiciones, el PRI tenía enormes privilegios, de medios de comunicación, de medios económicos y de apoyo gubernamental.

Para mí 94 es la puerta de una nueva etapa y lo que hace Grupo San Ángel fue abrir esa puerta con mucho esfuerzo, con mucho empuje, con el arraigo y la autoridad de muchísimas personalidades: personificado en Carlos Salinas, el régimen toma conciencia de que la calidad democrática de los procesos electorales debe cambiar, y empieza a cambiar, en 94 se dio el gran paso del árbitro electoral para ser mediador.

Jorge G. Castañeda: No acabó con el sistema

Para Jorge G. Castañeda, el mayor logro de la alternancia de hace 20 años queda de manifiesto en el hecho de que el poder en México se dispute ya en las urnas de manera inequívoca.

El ex Secretario de Relaciones Exteriores con Vicente Fox lamenta que el guanajuatense no haya “destruido” al PRI, una de “las taras” del viejo sistema.

“Lo que ha sido de positivo, de importante, es que el poder en México se disputa en las urnas -y en principio sólo se llega al poder por las urnas-, y sólo se sale del poder por las urnas; es decir, los Presidentes son electos realmente en elecciones competidas, equitativas y esencialmente limpias, eso empieza a suceder realmente a partir del 97 y se consolida a partir del 2000”, evalúa.

“Quienes piensen que eso no es importante, pues simplemente vean que, para fines prácticos, nunca había sucedido en la historia de México. En México no había habido, antes de 87, elecciones realmente dignas de nombre; incluso Zedillo llegó a reconocer que 94 fue quizás limpia, pero no equitativa. Entonces, ese es un primer avance que en mi opinión es enorme”.

Autor de La herencia, Castañeda señala un segundo avance: “a partir de esas fechas -94-97- ciertas libertades en México son respetadas. No son respetadas como en Noruega, son respetadas un poco a la mexicana, pero ciertas libertades básicas -de manifestación, de prensa, de asociación, de organización social- son respetadas. ¿Quiere decir esto que ya no hubo violaciones a los derechos humanos? No. Significa que no hubo importantes violaciones a los derechos humanos de tipo político.

Una de las caras más visibles del Grupo San Ángel, Jorge G. Castañeda, resalta también el hecho de que la alternancia de 2000 trajo otras dos alternancias. “Es decir, la alternancia trae la alternancia. Salió el PRI en el 2000, o en el 97 -en el Gobierno de la Ciudad- y a partir de ese año la alternancia es constante.

“Y todos tienen acceso al poder por la vía de las urnas. La izquierda desde el 97 en el DF; el PAN en el 2000 y en 2006; el PRI de nuevo en 2012 y la izquierda otra vez en 2018. Y durante todo ese periodo -del 97 al 18- la izquierda con un monopolio del poder en la capital del País. Es decir, no fue una sola alternancia de una sola vez, como ha sucedido en otros países: echan a unos, llegan unos nuevos y ya se quedan. Pues no, no fue así con el PAN, no fue así con el PRI y creo que tampoco va a ser así con Morena”.

De la otra cara de la moneda, “los resultados negativos o insuficientes”, Castañeda menciona la supervivencia del PRI en tiempos de Fox.

“Un aspecto negativo, decepcionante, fue que no se acabó con muchas de las taras del viejo sistema. No se acabó con el PRI; tan no se acabó que volvió en 2012, y volvió como era antes. Fox no supo, no quiso o no pudo romper con el PRI, deshacerse del PRI, destruirlo”, dice.

“Tampoco ha habido grandes cambios en el movimiento obrero o sindical mexicano, simplemente se ha debilitado. Y ciertos rasgos clásicos del viejo sistema; la corrupción, por ejemplo, sí disminuyó enormemente en el sexenio de Fox, y en el de Calderón, pero luego volvió enormemente con el PRI y ahora parece estar en niveles parecidos”.

Castañeda señala también que la alternancia no ha traído una necesaria redistribución de la riqueza y del ingreso.

“Normalmente un cambio tan fundamental como el que vivimos en México a partir de 97 de redistribución del poder, pues eso debió haber traído una cierta distribución del ingreso y de la riqueza y no fue el caso o fue el caso sólo en aspectos muy pequeños.

“Sí hay menos desigualdad hoy que antes, pero no mucha menos; hay menos pobreza que antes, pero no lo que se esperaba. Creo que se le puede pedir a la democracia no que la economía crezca, pero sí se le pueda pedir que distribuya los frutos de ese crecimiento, el que sea, de manera más equitativa que a los regímenes autoritarios. Y no fue el caso”.

Con este nuevo Gobierno ¿está en riesgo lo que se ganó con la alternancia?

No sé si en riesgo. Obviamente hay algunas cosas que claramente están siendo atacadas por López Obrador. Una parte, o la más obvia, son las instancias autónomas. Se fueron creando -el IFE, la autonomía del Banco de México, la del Inegi- porque durante 50 años o más las instancias supuestamente neutras o no políticas o apartidistas en realidad eran apéndices el Gobierno. Y por eso se crearon: la gente quería un IFE autónomo porque no le tenía confianza al Gobierno para organizar elecciones.

“Y ahorita es lo que El Peje está haciendo -por las mismas razones que el PRI-, López Obrador quiere que sean parte del Gobierno de Morena, que no sean autónomos. Allí hay una amenaza a los avances de estos veinte y pico de años del 97 para acá”.